09 | Prohibiciones.

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Los tenis de Helen pisaban el suelo del paradero del autobús una y otra y otra vez. Estaba demasiado nerviosa, Marcos no salía de la reunión con el director y su padre ya había sido notificado.

Por su cabeza se repetían las imágenes previas de la pelea. Se sentía halagada y a la vez tan preocupada. Marcos se había peleado por ella. Era cierto que hasta hace poco había empezado a fraternizar con él, pero jamás lo había escuchado decir malas palabras o actuar de manera agresiva.

Violeta y Jhon estaban sentados hablando animadamente, Heidy se había ido hacía unos minutos y ella estaba a unos dos metros sola, moviendo sus dedos con desesperación, hasta que finalmente vio al chico Olivares caminando hacia ellos.

Tenía un labio roto, estaba rojizo y un poco inflamado. Su ceja izquierda también estaba rasgada, tenía un moretón en el pómulo derecho. Helen se sintió responsable, pero su primer instinto fue correr hacia él.

—¿Estás bien?—Preguntó angustiada. Marcos sintió alas revolotear en su estómago cuando la vio preocupada. Asintió edificando una pequeña sonrisa —¿Te suspendieron?

—Sólo me hicieron un reporte. —Aclaró con su voz llamando la atención de sus dos amigos quienes se dirigieron a él.

—¡Ay por Dios! —Exclamó Violeta y le puso ambas manos en los hombros —¿Ganaste la pelea?

Jhon rió y a Helen eso le extrañó, no tenía recuerdos de Jhon riendo, estaba segura que era la primera vez que escuchaba su risa, también rió y Marcos después de un rato, terminó riendo igualmente. 

Para Helen, él se veía mucho más atractivo ahora. No sabía bien si era por lo que había hecho por ella o si era la apariencia que le daban los rasguños y lesiones en su cara. Ella miró hacia la carretera, temerosa por ver el carro de su papá y Marcos notó su mirada turbada.

—Oye ¿Está todo bien?

—Mi padre ya sabe y viene hacia acá. —Marcos vio que eso efectivamente la asustaba. No quiso creer que la golpeara, pero le pareció sin sentido su miedo.

—Tú no hiciste nada malo.

—Explicárselo a él será tarea dura. —Aseguró Helen, suspiró posterior a eso y se echó el cabello hacia atrás.

—Yo se lo diré. —Prometió él, tomando unas flores que estaban marchitándose en el jardín a su lado y ofreciéndolas a ella. Helen sonrió con desánimo y las tomó. Luego él le entregó un trozo de papel, al ella leerlo vio que era su número de teléfono y entonces alzó una ceja, Marcos sonrió formando un hoyuelo en su mejilla— Creo que me lo gané ¿No crees?

Helen quiso decirle que sí, pero la bocina de un auto la hizo brincar, todos se giraron hacia la camioneta que acababa de llegar, de ella descendió el señor Hedrickson y fue hasta la puerta del copiloto para abrirle a su hija.

—Sube —Ordenó simplemente, ella bajó la cabeza y se encaminó hacia el carro.

—Señor Hedrickson —Marcos dio unos pasos decididos y seguros hacia el hombre, Helen se giró y negó con la cabeza, suplicando en silencio que no lo hiciera— soy Marcos Olivares.

Su papá de Helen se detuvo al escuchar el nombre y se volvió hacia él. No le había regresado el saludo, por lo que Marcos pensó que ya no le prestaría atención. Helen aguardó frente a la puerta abierta del copiloto.

—¿Tú fuiste quien empezó la pelea?—La pregunta del señor Hedrickson había sido con el fin de confirmar la información, Marcos no se arrepintió de su valentía inicial.

—Así es, señor. —Confesó y vio cómo el hombre mayor hacía una mueca de desdén y con intenciones de dejarle ahí plantado, hizo el amague de rodear su carro para subir. Marcos se apresuró y dijo: —Entiendo su enfado, señor. Sólo quisiera que no se moleste con Helen, ella no hizo nada malo.

—¿Eres su amigo?—Demandó saber el señor Alonso. 

—Sí señor.

—Pues ya no lo seas más—Decidió y Marcos se sintió molesto. —No te conozco hijo, pero no quiero personas problemáticas cerca de mi hija.

Violeta quiso gritarle alguna grosería, pero no quería pelear con su amigo. Marcos empuñó sus manos y le siguió. Él se subió en el asiento del conductor y cerró la puerta, Helen hizo lo propio y Mark alcanzó a llegar a su ventana, antes de que el hombre arrancara.

—¿Sabe siquiera por qué fue la pelea? —Su tono de voz había cambiado, había pasado de ser cortés a demostrar ligero fastidio. Alonso no respondió y Mark continuó —Fue por defender a su hija y créame que lo haría de nuevo, aunque piense que soy problemático.

Helen no pudo contener la mirada de admiración. No había conocido quién hiciera eso por ella, no sólo defenderla en el colegio de compañeros con intenciones insanas, si no de defenderla de su padre. Quiso saltar sobre él y abrazarlo. Marcos apretó la mandíbula y Alonso sólo subió el vidrio del vehículo y arrancó tempestivamente.

VORÁGINE Y COMPULSIVO │EN PROCESOWhere stories live. Discover now