7.2 [Yoon Gi]

1.2K 220 96
                                    


Traje blanco y un pompón azul en el cuello a juego con el cabello.

Un pompón.

¿Quién lleva un pompón por la calle? ¿Y el pelo azul?

La dependienta de la lencería dice que los calzones los compró el cantante ese que sale en un vídeo musical con ese otro cantante que es del grupo ese tan antiguo. Es decir, el de la chaqueta roja que es del otro grupo menos viejo, yo me entiendo.

Pero Seok Jin tiene un autógrafo del diseñador de moda que sale por televisión, el tipo de tono rimbombante que duerme hasta a los muertos porque habla del planeta "divinities" con ese idioma no apto para mortales como yo. Jura que fue él el que le dio la sudadera y no el cantante de la chaqueta roja que va con el otro y que tiene un grupo pero que parece que por el momento no. Eso.

En conclusión, que Kaos ha resultado ser igual de escurridizo en persona que en el mundo virtual. Me ha vuelto a ganar y me siento muy pero que muy frustrado. He perdido la mejor oportunidad que tendré en la vida de detenerle y encima la he fastidiado, si es que aún se podía fastidiar más, con Jimin.

No se me ha olvidado que le empujé con los patos, matizo que sin querer, y tampoco lo de la lavadora, que fue sin querer también. Pero la intención da lo mismo. Estará furioso, deseoso de pillarme por banda en los cubos de basura o en el patio para tirarme a escobazos la ropa y recalcarme lo impresentable, cínico, maleducado, poco considerado, inculto, pueblerino y etcétera que soy.

Por eso he regresado a casa pisando sobre alfileres y con mucho cuidado de no cruzármelo. Antes de abrir el portal he mirado y remirado por los cristales y por eso se me han caído las llaves tres veces y, a la cuarta, la he metido al revés. Me ha costado lo mío entender que no era la puerta la que se había roto sino que mi déficit de atención estaba en las suyas y cuando, por fin, he conseguido entrar, me he encontrado con la sorpresa de que el ascensor no funciona.
Me ha tocado subir a pie y, en condiciones normales, no me hubiera importando si no hubiera escuchado a Jimin de fondo aporrear a timbrazos la puerta de su propio apartamento.

Ups.

—¡Tae! —Golpeó la madera—. ¡Ábreme! ¡No quiero hacerlo de esta manera! ¡Tae, no me dejes aquí! ¡Permite al menos que me cambie de ropa! ¡Necesito estar presentable!

Me pareció que el amigo le respondía algo sobre no poner más excusas pero no lo llegué a entender del todo porque estaba lejos. Y porque todo mi empeño se concentró en pegarme a la pared y avanzar de puntillas, despacio y casi sin respirar. Estaba de espaldas. Igual no me veía.

Un peldaño. Dos. Así. Ya quedaba menos. Tres.

—¿Sabes que me estás coaccionando? ¡Te puedo denunciar!

Cuatro. Cinco.

—¡Me estás obligando a hacer algo que no quiero y eso va contra la ley!

—Me parece que no eres el más indicado para hablar de cumplir leyes —le devolvió su interlocutor, desde el otro lado.

—¡Abre!

Seis. Excelente. Siete. Un poco más. Solo un...

—¿Yoon Gi?

Uy.

—¿Qué haces?

Me giré, lo justo para echarle una ojeada rápida.

—¿Por qué caminas así? —Jimin dejó los golpes y sus pequeños ojos se entrecerraron—. ¿Estás tratando de evitarme?

Pues...

—¡Qué cabeza la mía, que me he dejado al gato sin comer! —Me faltó tiempo para huir escaleras arriba—. ¡Chao! ¡Hasta otra!

—¿Cómo que chao? —Le escuché por el hueco de la barandilla—. ¿Hasta otra? ¡Hasta otra no! ¡Espera un momento!

PERFECT 《YoonMin》Where stories live. Discover now