5

193 22 0
                                    

Hicimos una pequeña parada para coger el equipo de caza y poder enseñarle cómo conseguíamos comida.

- Los arcos son distintos a los que normalmente estáis acostumbrados a usar. - explicó Kovu mostrando una rama fina con un cordel apenas visible. Cuando sus dedos se posaron en la cuerda, esta se estiró tanto que parecía que iba a romperse en cualquier momento. - Estás fibras son extraídas de los árboles que veis a vuestro alrededor. - dijo, señalando un árbol cualquiera - Y son mucho más elásticas, por lo que se acumula mucha más tensión y los proyectiles son mucho mas rápidos. - dijo.

Elevé mis manos, con el arco cargado y separé las piernas, alineándolas con mis hombros.

Cerré un ojo y fijé un objetivo, la diana a unos metros, de mimbre. Eran las que usábamos para enseñar a los críos.

Tensé la cuerda y disparé. Un segundo después, la flecha había atravesado el aire en silencio y se había clavado de una forma mortal contra la diana.

Justo en el centro.

- La flecha - dijo Neteyam entonces. Su vista fija en Kovu. - No oigo el silbido. - observó.

- Eso es mérito de Neith. - dijo dedicándome una de esas sonrisas. Evadí su mirada intensa y la desvié hacia un punto cualquiera. Que casualidad que fue a parar a Neteyam, que inspeccionaba a Kovu, con una mirada indescifrable. Su mirada cambio de rumbo cuando notó que alguien le observaba.

Sus ojos dorados se clavaron en los míos como dos dagas. Casi pude sentir su tacto punzante sobre mi cuello. De repente respirar era más difícil.

El viento agitó sus trenzas en ese momento y llegó hasta mi trayendo un mensaje consigo. Mis orejas se movieron y trataron de interpretar el susurro del viento.

"Guerrero del Viento" susurraba. Y no me gustaba como sonaba. Una advertencia. Un aviso.

- Las flechas están diseñadas para que atraviesen el aire, pero solo un auténtico Guerrero del Viento hace que estás no suenen. - explico la voz de Nova, interrumpiendo el momento. Neteyam miró a su izquierda, en la que la hermana de Kovu miraba a la multitud.

- ¿Qué es un Guerrero del Viento? - preguntó Lo'ak.

- Aquellos que saben escuchar el aliento de Eywa. Su respiración. - expliqué.

- ¿Puedes oírla? - preguntó entonces Kiri, antes de que a Lo'ak se le ocurriera una nueva pregunta.

Asentí.

- Ella nos transmite mensajes mediante el viento, una vez que lo escuchas, respiras con ella. - traté de explicar.

- Estás "conectado" de alguna manera con ella, constantemente. Es como si pudieras hablar con La Gran Madre. - simplificó Kovu.

Kiri se abrazó a si misma, conmovida por nuestras palabras.

- Pero solo algunos lo consiguen. - dijo Nova entonces, mirando fijamente a la joven. Kiri pareció deprimirse un poco.

- En realidad puede hacerlo cualquiera, lo que ocurre es que muchos abandonan. Requiere mucha paciencia. - intenté animarla.

- Y constancia. - añadió Kovu. Todas las miradas se concentraron en él. Hasta Tuk había parado de amontonar piedras para mirarle. - Yo llevo intentándolo desde que era un crío y todavía no lo domino del todo. - explicó.

- Yo nunca lo he conseguido. - dijo Nova, restándole importancia.

- Y sin embargo Neith, que vino hace unos años, lo consiguió en tan solo unas semanas. - me felicitó Kovu.

Yo hice una mueca. No me gustaba que la gente hablara por mi. No importaba si era para halagarme.

- En realidad no...

- Casi nadie lo consigue, Neith. - me interrumpió Kovu.

- ¿P...podrías enseñarnos? - preguntó Kiri, algo cohibida por la situación.

Los ojos de la niña que había conocido en el bosque hace tantos años gritaban ayuda. Una llamada tan desesperada que me dió un escalofrío.

- Podemos enseñaros. - asentí.

Nova chasqueó la lengua. Sabía que la idea no le entusiasmaba. Eso de que extranjeros se internaran entre nosotros como si no fueran gente del bosque.

Lo había mencionado un par de veces cuando hablaba con su madre, protestando porque ella quería pasar tiempo con sus amistades actuales. La mayoría machos, con la esperanza de que alguno fuera digno de unirse a ella.

"Eywa acoje a todos sus hijos en su corazón, y nosotros también." había dicho la Tshaik a sus protestas y después la había mandado fuera de su tienda.

- Volvamos ya, no es seguro andar por el bosque después del Eclipse. - dijo Kovu.

Y todo el mundo se dirigió hacia sus ikrans. Corrí hasta el mío, pensando en todas las noches que Kovu y yo habíamos dormido en el bosque. Sabía que solo era una excusa para perderlos de vista cuanto antes. La verdad detrás de aquellas palabras vacías me entristeció un poco.

Él nunca habia hecho eso.

El ronroneó de mi ikran me hizo levantar la mirada, para ver cómo jugaba con el banshee que tenía a su lado.

Desvié mi mirada, esperándome encontrar a Kovu, cuando descubrí el semblante serio de Neteyam.

Este me miró, como si tratará de decirme algo.

La llamada de Kovu a mi lado, me hizo salir disparada hacia el cielo. Evité a Neteyam durante todo el vuelo. Por desgracia, iba a mi lado.

En vez de eso, miraba a Kovu, a mi otro lado, que parecía muy concentrado en el horizonte.

"¿Por qué nos vamos tan pronto?" dije con una ráfaga de viento que agitó sus trenzas.

Y al no recibir respuesta, volví a llamarle. Un suspiro corto, tajante.

Su ikran se inclinó hacia el de su hermana, manteniendo las distancias entre nosotros.

Abrí mi boca para preguntar el por qué de su enfado, pero las antorchas que iluminaban las grietas entre la roca de la montaña se dejaron ver. Así que me prometí que se lo preguntaría más tarde.

Tal vez, después de la cena. Tenía que ayudar a la Tshaik con sus labores antes de reunirme con él, como cada noche para volar un rato antes de acostarnos.

Guerrero del VientoWhere stories live. Discover now