Luna ∞ | # wattys2015

Capítulo 25

Capítulo veinticinco (editado)

Me quería mantener lo más lejos de Damián que pudiera por el resto de mi  vida.

Realmente no me gustó cuando dijo que él me "Marcaría" forzosamente si era necesario. No entendía a los hombres lobo en lo más mínimo.

¿Para qué cuando un chico encontraba a su compañera la mordía? Amanda dijo que así ella tendría el olor de su pareja y nadie intentaría nada con ella, pero eso sonaba a algo que haría alguien extremadamente celoso.

Amanda había intentado tranquilizarme después de que dijera eso. Claramente había pensado que había metido la pata al contarme eso de esa manera y probablemente Damián le culpaba también.

Ella me había mostrado su marca, y eso no me había tranquilizado. No lucía para nada como una mordida como había pensado, no habían dientes marcados ni mucho menos.

En cambio la "Marca" comenzaba a formarse cuando tu compañero te  mordía, pero la mordedura curaría como hace una herida normalmente sin dejar cicatriz alguna, en cambio poco a poco la piel cercana al lugar se volvería más clara o más oscura formando una palabra que identificara a tu compañero.

Ella tenía marcada la palabra Beta con  un tono casi negro que parecía ser un tatuaje. Me dijo que el mío diría Alfa, lo que era fácil de deducir.

De todas modos no me gustaba la idea de alguien con sus dientes sobre mi cuello, creo que prefería simplemente tatuarme esas palabras si es que pudiera optar a otra opción. Pero eso no estaba permitido.

Estaba en la cocina vacía mientras todos los escolares estaban en la escuela y todos los adultos viendo alguna telenovela. Según Damián ya estaba inscrita a la escuela pero todavía no podía ir.

Comía sentada sobre el mesón una mezcla de diferentes frutas que había encontrado en los compartimientos de la cocina cuando sentí que alguien entraba a la habitación.

Voltee para ver a Damián entrar con su gracia casual en  la cocina, yo simplemente continué comiendo mi fruta mientras él se detuvo frente a mí.

— No tengo ganas de discutir — Le dije con voz más cansada de lo que tenía planeado.

— Y yo no quiero que discutas conmigo — Dijo él haciendo que rodara los ojos. Era de esperar una respuesta así — Tienes que dejar de actuar como una niña.

— Tu deberías actuar como un niño para aprender cosas nuevas — Respondí.

— ¿Qué me puede enseñar un juego infantil? Me refiero a que tengo cientos de vidas en mis manos, no puedo jugar —  Argumentó.

— El juego del ahorcado deja una lección — Respondí — Si dices las palabras equivocadas puedes llegar a matar a alguien.

— ¿Se supone que eso es una indirecta? — Preguntó Damián levantando una de sus cejas.

— Puedes tomarlo como quieras — Respondí simplemente. Había terminado el último trozo de las frutas y fui a lavar el plato y el servicio.

Comencé a caminar fuera de la habitación dispuesta a encontrar un lugar divertido y tranquilo.

No demoré mucho en encontrar una biblioteca en esa enorme casa, un lugar perfecto para matar el tiempo.

Cualquiera se pudo dar cuenta de que esa era una habitación abandonada de esa casa, las mesas se encontraban cubiertas por una capa de polvo al igual que los libros. Al parecer en este lugar no es encontraban personas con hábitos de lectura.

Me pasé por muchos estantes llenos de libros y seleccioné los que parecían interesantes. Me di cuenta de que esa biblioteca no había sido actualizada desde el hace unos cuatro años por la fecha de las publicaciones.

No estaba segura cuanto tiempo estuve ahí, sólo que poco a poco el sol comenzó a caer y yo pasaba las páginas del libro con entusiasmo, ¿Qué leía? Orgullo y prejuicio.

Estaba en la página 300 cuando escuché el sonido de la puerta abriéndose, inmediatamente mi vista se elevó del libro mientras que observaba a Amanda entrar en la habitación.

Cuando entró en su rostro había una expresión de preocupación, pero desapareció cuando me vio sentada a la mitad de la biblioteca con un libro abierto entre mis manos y otros diez a mi alrededor.

— ¡Acá estás! Todos en la manada se están volviendo locos buscándote — Exclamó ella.

— ¿Ah? ¿Buscarme para qué? — Dije confundida.

— En una hora comenzará el evento para preséntate a ti y a tus amigos a la manada — Dijo ella con una mirada extrañada en su rostro — Llevo dos horas buscándote. Claro, tenías que encontrarte al lugar que nadie entra. Ven, nos tenemos que ir rápido.

— De eso me di cuenta por todo el polvo — Respondí. Me iba a negar a ir con ella pero me cogió del brazo y arrastró fuera de la biblioteca. No alcancé a ver en qué parte me había quedado en mi libro.

Tampoco mis forcejeos parecieron tener un efecto en ella, en cambio parecía arrastrarme sin problemas. Cuando mis intentos por liberarme aumentaron fue al ver desde lejos la puerta de la habitación de Damián.

Ella me llevaría a él.

No pude hacer nada para evitarlo. El momento en el que me soltó fue cuando me empujó por las grandes puertas haciendo que casi tropiece. Ella cerró la puerta y pude escuchar a sus pasos alejarse.

Sin mirar nada dentro de la habitación me arreglé la ropa y el pelo. Sabía que Damián se encontraba ahí.

— ¿Dónde estabas? ¡Te busqué por toda la maldita casa! — Dijo él claramente molesto.

— Estaba en Narnia, ¿A caso no has visto ese ropero mágico? — Le respondí sarcásticamente. Pero al ver su expresión me di cuenta que no era buena la idea de molestarlo — Está bien, me encontraba en la biblioteca.

— Nadie va a la biblioteca — Dijo él confundido, claramente debatiéndose si creerme o no — De cualquier manera he tenido una charla con mi hermana y tengo que decirte algo.

— Soy todo oídos — Respondí sentándome.

— Bueno, mi hermana después de llegar de la escuela me mantuvo en una charla sobre... chicas — Dijo él — Y me di cuenta que amenazárte con la marca fue una muy mala idea y quería decir que nunca te forzaría a hacer algo. En muy pocos paquetes la tradición de la marca se mantiene y decidí quitarla de este.

— ¿Y qué quieres decir con eso? — Pregunté.

— Intento decir que no te marcaré sin tu consentimiento y que tienes que prepararte para recibir tu título oficialmente y ser presentada al paquete.