Luna ∞ | # wattys2015

Capítulo 14

Capítulo catorce (Editado)

-- Eso suena como de una película dramática -- Dije. Últimamente todo parecía ser de una película, nada parecía poder ser rea.

-- Espera, todavía no llego a la peor parte, cariño -- Dijo Damián con un poco de lástima en su voz. Bien, definitivamente esto no me estaba gustando -- Lo que pasa es que un pequeño grupo sabía sobre esto. A parte de nosotros dos solo tus amigos y abuela sabían sobre esto...

Entonces comprendí lo que quería decir. Sentí la puntada en mi pecho, de dolor que la traición traía. Pero de todos modos quise escuchar todo de su propia boca.

-- ¿Y entonces que es lo que dices? -- Pregunté lentamente. No estaba segura que lo quería escuchar, pero hasta que saliera de sus labios no estaba segura si lo creería.

-- Quien le contó al otro paquete es uno de tus amigos o tu familia, Alex -- Dijo Damián lentamente -- Y el castigo a la traición en mi paquete es la muerte.

-- ¿Qué? No te atreverías a matar a mis amigos -- Dije con una expresión seria.

-- La ley de mi paquete es para todos igual -- Dijo Damián -- Pero ya que ninguno todavía es miembro del paquete, simplemente podría expulsarlo de mi tierra. Pero para eso, ellos tendrán que confesar.

Me quedé en silencio unos segundos. Me sentía confundida, traicionada y herida. Uno de mis amigos me había traicionado.

Pero de todos modos no podía odiar a nadie lo suficiente como para que murieran. Incluso ser expulsados de un lugar era mucho para mí. Pero cuando supiera quien lo había hecho, no quería volver a verle.

-- ¿Te parece bien si les preguntamos ahora? -- Preguntó Damián. Yo estaba seguirá que el igual moría de curiosidad para saber quién lo era. Aunque en vez de dolor -que era lo que yo sentía-, el sentía rabia.

-- Si, mejor que esto sea pronto -- Respondí en voz baja.

Tomé un poco de ropa del armario y entré al baño para después de darme una muy corta ducha me vistiera.

Era la primera vez que demoraba menos de media hora en el baño.

Cuando salí del cuarto de baño Damián ya estaba vestido con unos jeans algos gastados y una camiseta con cuadros de color blanco y negro.

-- Tus amigos nos están esperando en mi oficina -- Informó Damián. No sabía por qué, pero sentía que no podía mirar a los ojos a nadie.

Sentí unas manos en mis hombros y me acercaban a un cuerpo firme y cálido. Damián me estaba abrazando, era reconfortante sentir sus brazos a mi alrededor.

-- ¿Estás lista para esto? -- Preguntó.

Yo no me encontraba lista. Lo único que quería hacer era meterme en un lugar pequeño y silencioso. En el que me encontrara completamente sola para poder pasar aunque sea solo una hora con mi propia mente para aclararme. Sentía ganas de llorar, pero de otra manera también sentía alivio.

Casi digo la verdad. Casi le digo que no. Pero en el fondo, sabía que nunca estaría lista y mientras antes, mejor.

-- Estoy lista.

Mientras salíamos de la habitación y comenzábamos a caminar a la oficina de Damián. Entré con la vista baja. Dentro se encontraban los siete adolescentes con quienes había llegado acá y mi abuela.

-- Los reuní acá por una razón muy específica -- La voz de Damián sonó dura, casi sin emoción. Solo había rabia. Todo lo contrario a cuando me hablaba a mi -- Supongo que uno de ustedes se los imagina.

Él se quedó en silencio unos segundos mientras respiraba profundamente para controlarse y continuar.

-- Supongo que ese alguien sabe de qué hablo -- Dijo Damián -- Y tiene los siguientes 30 segundos para admitir quien es, explicar algo y después recibir lo que merece.

Se podía cortar la tensión con un cuchillo ahí. Todo se mantuvo en un completo silencio, se podía escuchar hasta a una mosca volar, pero cuando pasaron 20 segundos una voz habló.

-- Yo fui Alfa -- Dijo la voz conocida de mi amigo de infancia: Dan. No podía creer esto, sentía tanto dolor mental que pensé que era más soportable ser atropellada por un camión.

-- Tienes tres minutos para explicarte lo mejor que puedas -- La voz de Damián estaba cubierta de veneno y de desprecio. No pude evitar estremecerme ante su tono.

-- Lo siento mucho. Cuando fui por mi cosas uno de ellos me acorraló y amenazó con lastimar a Alexia si no respondía a todas sus preguntas. No podía arriesgarme... -- Dijo Dan -- Alex, lo siento mucho. No pensé que hicieran eso...

No pudo continuar porque fui interrumpido por Damián.

-- No le hables a ella -- Su dura voz dijo -- Háblame a mí.

-- Alfa, yo solo quería proteger a mi compañera y no sabía para que querían la información para dañar a Alex. Realmente lo siento mucho... -- Dijo la voz de Dan decreciendo.

-- No entiendo... ¿Qué pasa? -- Dijo la voz de Alexia confusa.

-- Lo que pasa Alexia es que tu compañero, Dan, habló con unos miembros de una manada enemiga y les compartió la información que yo encontré a mi Luna. Ellos intentaron matar a Alex -- Dijo Damián.

Alexia se quedó en silencio. Yo no me atrevía a levantar la mirada del suelo.

-- Dan, yo te mataría con mis propias manos... -- Dijo la voz de Damián haciendo que todos en la habitación se tensaran -- Pero por Alex el castigo no será ese. Serás expulsado de mi territorio y solo podrás estar en territorio neutral. Si alguna vez te vuelvo a ver, sin importar la ocasión te mataré. Si alguien más lo quiere acompañar es libre de hacerlo.

-- Yo te acompañaré -- Dijo la voz de Alexia.

-- No -- Dijo la voz de Dan inmediatamente -- Alexia, es muy peligroso y estarás más segura en un paquete. Te quedas, no hay nada más que decir sobre esto.

Comencé a sentirme mal y dejé de escuchar la conversación que mantenían los chicos. Apenas fui consiente cuando Dan dejó la habitación escoltado por dos hombres. Tampoco fui consiente cuando todos volvieron a sus habitaciones. Apenas fui consiente cuando Alexia salió rápidamente llorando.

Tampoco podía ver bien mientras Damián llamaba a mi nombre y yo no le hacía caso. Hasta este momento había sido fuerte, no había derramado una sola lágrima.

Pero ver a mi amigo dejarme para siempre y sin despedirse. A mi amigo de infancia. Y a mi amiga ir llorando a su cuarto. Eso me destrozó.

Cuando la primera lágrima cayó empujé fuera de camino a Damián y salí de su oficina sin rumbo claro. Me quería perder.

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