XIX. Olvidar

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Brasil - Rio de Janeiro
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La alarma de las ocho de la mañana hizo que Hinata se despertara. Tenía turno aquel día en la App de delivery, debía hacer algunas entregas. Estiró todas sus extremidades lanzando un pequeño grito. Tardó un poco en darse cuenta que estaba desnudo.

"¿Huh? ¿Cómo es que...?" Pensó el pequeño tratando de recordar la noche anterior, sus mejillas se encendieron cuando un pequeño flashback de Kageyama pasó por su mente.

"¡Mierda!" El pequeño se giró y... la cama estaba vacía. Hinata frunció el ceño y se preguntó si aquello había sido sólo su imaginación. Pero no, juraba que si había pasado, entonces... ¿dónde estaba?

"Acaso se fue... ¿temprano?"

Hinata sacó su móvil y buscó el contacto de Kageyama, llamó de inmediato y comenzó a timbrar.

Un ruido dentro de la habitación le sacó del trance, una vibración provenía de la mesita de noche. Era el teléfono de Kageyama.

"¿Qué?"

La puerta se abrió y entró un guapo colocador japonés con un short de pijama y con algunas cosas en la mano.

—Ah, por fin despertaste, boke.

—¿Kageyama?

"¿Él se... quedó toda la noche?"

—¿Y quién más? Zopenco. Muévete, traje el desayuno.

Hinata algo pasmado le hizo espacio al menor y se presentó en su cama con una faja de churros y cremas de distintos sabores en pequeños contenedores.

—El café se está haciendo, pero deberíamos comer antes que se enfríen.

Hinata seguía sin salir de su asombro, procesaba todo poco a poco. Nadie, repito, NADIE se había quedado a desayunar con él al día siguiente. Siempre huía o escapaban de él, incluso con Oikawa era asi, salvo su primera noche donde le ofreció un mero café y huyo. Pero Kageyama en la primera noche se quedó y le trajo el desayuno a la cama.

—¿De dónde sacaste esto?

—Tu compañero los dejó en la mesa con una nota, lo saludé antes que se fuera a estudiar.

—... Ya veo...

"Merda, Pedro va a joderme mucho por esto."

—¿Qué tienes, por qué la cara rara?

—Ah... bueno, no es nada.

Kageyama levantó una ceja. —Ya te dije que no me importa si los demás se enteran... ¿a ti si?

—No, no es eso. Es solo que me sorprendí, no lo pienses mucho.

Kageyama le miró raro por unos segundos y luego se alzó de hombros para seguir disfrutando su churro en salsa de chocolate.

LLORA, ME LLAMA [KAGEHINA]Where stories live. Discover now