E X T R A

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Maylin Xing

Adriano insiste en que no he subido de peso en este cuarto mes y medio de embarazo y que me veo igual de radiante, le creería con relación al peso, pero la cinta métrica me da otro resultado. Sigo sintiéndome bien con respecto a mi autoestima, sin embargo, hay situaciones en donde se me baja las ganas de todo y solo existo.

Greco por su parte, ya no intenta meterse tanta información a la cabeza de como ingresar a Italia y escucha a los espías dentro del territorio. Es inusual verlo tan calmado, pero es reconfortante, ya que se despeja del estrés que lo pone de mal humor.

En el tiempo transcurrido, no he soltado nada de cómo se maneja la tríada y como mi padre sigue manteniendo su imperio.

Trato de que no me dé un dolor de cabeza al pensar en la tríada.

No tenemos ni un bendito tiempo para meternos en china y atacar, pero empezar a redactar un plan me parece perfecto. Adriano maneja información comparada con un barco de papel en el mar, mi padre se ha encargado de que nadie se atreva a saber lo suficiente, sin embargo, su hija sigue con vida y se ha librado de sus manos.

― ¡Maylin! ―escucho la voz gruñona de Adriano que me hace despejarme de mis pensamientos y regreso a la realidad. Lo observo con el ceño fruncido mientras absorbo mi chocolate caliente del sorbete integrado en mi vaso. «Sí, luzco infantil.»

― ¿Qué? ―contesto sin ganas, pero observándolo porque está más gruñón de lo normal.

Tal vez volvió a centrarse en Italia.

―La cena ya está servida.

Escucho eso y voy de inmediato, hasta parezco que corro, pero son pasos largos.

― ¿Qué noticias tienes? ―pregunto y veo que se encarga ir a la cocina a traer la comida, mientras que yo pongo los individuales.

Espero que suelte algo, pero se queda en silencio y yo apoyo las manos en mi rostro.

En todos estos meses, la que más me ha dado miedo es que maten a Wǎnshàng, a Inari pueden seguir usándolo y no serían tan estúpidos de matarlo porque vende y reinventa en el mundo de las drogas, mientras que Michelle, Dong y HyunKi podrían refugiarse en territorio coreano. Tiaret todavía sigue leal a Italia por un juramento a ese territorio, pero no me sorprendería que fuera una de las espías que Adriano tiene allí.

―No he recibido noticias ―dice con tranquilidad, su voz a pesar de ser ruda ya suena calmada.

Sostengo el tenedor y empiezo a comer con tranquilidad antes de soltar información para el futuro que nos beneficiará.

Ni siquiera sé como decirlo y solo comienzo a hablar.

―Mi padre compró una agencia que antes regulaba información pública, pero que se vio opacada por otra y quebró, sin embargo, poco después empezó su plan de convertir a "XI" en su arma perfecta y la empresa en ruinas paso a convertirse en la mejor.

Adriano me observa con atención.

―XI, controla todo en China y sé que mi padre no es un imbécil, estará buscando la manera de expandirlo para encontrarme, está obsesionado con que esté cerca de su radar.

Además, no todos se creen el hecho de que los dos engendros del demonio estén muertos.

― ¿Intentas decirme que corres riesgo por ellos o tratas de usar eso a tu favor...? ―lo que dice al final se lo cree más que la primera opción.

―El tiempo que sigamos aquí le servirá a XI expandirse y con ello me refiero con exactitud a Italia.

Él endurece sus gestos y entiende la situación sin tener que explicarle tanto. 

La Emperatriz Del Bárbaro |+21Where stories live. Discover now