C A P (35)

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Maylin Xing:

Los gritos de Amato suenan irritantes y lo único que no se cansa de repetir es: "¿Acaso no saben quién soy?" ¿Te imaginas lo que voy a hacerte cuando salga de aquí grandísima hija de perra?

Los siguientes días estuve observándolo, pero no obtengo más que solo comentarios de la misma magnitud. Ahora él es considerado un traidor por la familia italiana y están buscando a su nieta de forma silenciosa para que las personas no se enteren de esa vergüenza.

Dibujo una mueca de dolor al sentir los dientes filosos de Wǎnshàng ensañarse con mi dedo, la levanto como puedo y miro a sus ojos.

—Eso no se hace —le digo, esta me observa y parece entender más que el hombre. 

Cargarla pesa ahora, ya no es tan pequeña como hace unas semanas.

Camino por los pasillos del sótano hasta dar con la celda de Nanette. Veo a la mujer recostada en su cama, no emite movimiento alguno que el solo estar dormida o leyendo un libro muy grueso. 

Le digo un Hola, pero no hay reacción alguna de su parte.

—¿Cómo estás? —pregunto de nuevo para romper ese silencio.

—Aburrida y toda palabra que señale eso —contesta.

Se pone de pie, se alisa su pantalón de tela y se cierra la blusa con el último botón que falta. 

—¿Puedes traerme uvas? —atina a pedir algo con un tono delicado.

—No creo que pueda hacerlo, ni siquiera has comido lo que te han dejado —comento con la mirada en su plato.

—Aborrezco la carne —cierra los ojos y se estremece —, me gustan más las verduras.

Recuerdo su boda y el hecho de haberla visto degustar su platillo principal que llevaba como elemento principal carnero.

Pienso en declinar ante su pedido de traerle lo que pide, sin embargo, acepto.

—Puedo hacer eso por ti —contesto mientras me giro para irme.

Volteo cuando la escucho hablar.

—Gracias —agradece mirándome —. Si deseas mi ayuda con algo puedo hacerlo.

La confusión me embarga, pero no hago evidente ese sentir. Dejo a Wǎnshàng en el piso al notarla muy inquieta y esta se dispone a correr ni bien la dejo libre.

—¿Por qué me ayudarías? —pregunto y voy cruzando los brazos.

—Me salvaste.

Sonrío ante ello, no me imaginaba que obtendría eso por alejarla de aquel tipo. 

—¿Solo por eso?

Ella mueve la cabeza aceptando, pero yo me siento más inundada por las palabras: no confíes.

—¿Y como me ayudarás? —le pregunto, Nanette retrocede hasta sentarse en su cama.

—Tengo algo que pedirte —murmura y es ahí donde todo mi globo con una pisca de credibilidad explota. 

» Debí deducirlo, todos piden algo después de todo, hasta yo lo hice en varias ocasiones. 

—Dime.

Nanette me mira a los ojos, mueve las manos, suelto un largo suspiro y se dispone a hablar.

—Acaba con mis abuelos —contesta con firmeza —. Pueden decir que yo morí a manos de Amato Beaumont para no ser un estorbo en sus planes de dominar el territorio completo, lo único que deseo es mi libertad y si ellos aun siguen con vida, eso significa que tarde o temprano tendré que casarme con un tipo que doble mi edad.

La Emperatriz Del Bárbaro |+21Where stories live. Discover now