S | "No esperaba absolutamente nada ese día, pero me alegra haberte encontrado, Jane."
En donde la hermana menor de Bella Swan se ve envuelta en el mundo sobre natural sin quererlo. O donde Paul Lahote se imprima de una niña y se vuelve su fiel pro...
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Capítulo XXXX: Keeping promises.
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Jane estaba en su habitación estudiando para un examen que sería la próxima semana. Los temas que entraban eran bastante sencillos, así que estaba bastante controlada para lo que vendría a ser el día de la prueba.
Cuando Bella se fue, su habitación se convirtió en una biblioteca y su lugar más cómodo de la casa para estudiar. El escritorio estaba adelante de la ventana, haciendo que tuviera la iluminación perfecta. Aunque en Forks mucho sol no había, algo se aprovechaba.
Por un momento le pareció escuchar un ruido en la ventana, pero al no ver nada continuo haciendo pequeñas anotaciones. Al volverlo a sentir, se asusto un poco. Tenía malos recuerdos de ella sola en su casa cuando era pequeña y su mente le estaba jugando una mala pasada.
En medio de entrar casi en pánico, pufo ver a una piedra chocando contra su venta. Eso logró tranquilizarla. Camino hasta ahí y la abrió. Le iba a gritar al que estana tirando las piedras hasta que se dio cuanta que era Paul.
— Te estoy tocando el timbre hace veinte minutos.— le dijo un poco divertido.
— Estaba estudiando. Ya bajo a abrirte.— Su sonrisa desapareció antes de irse.— Y no vuelvas a hacer eso, casi me da un ataque cardíaco. No sé permiten sustos cuando estoy sola en casa.
— Entendido, preciosa.
Jane negó con la cabeza mientras que sus mejillas se ponían levemente de un color carmesí. No habían pasado muchos días desde que Paul le había contado a Jane sobre el lazo que tenían. Las cosas no habían cambiado demasiado, aunque ahora Lahote se sentía con muchas más libertades otra decirle a la Swan lo que pensaba.
Se podría decir que Paul Lahote había regresado a sus épocas doradas que sólo duraron unos meses porque Jane apareció en su vida.
Aunque la situación necesitaba que volviera su tono coqueto, sólo porque le causaba gracia las reacciones que tenía Jane al respecto. Se estaba haciendo adicto a la forma en la que sus mejillas tomaban un color carmesí cuando le decía algo o como su corazón se aceleraba cuando estaba cerca suyo.
