Las grutas se esparcían por caminos frondosos donde había penumbra al final del pasillo, encrucijadas de más de seis senderos que llevaban a más plazas interinas, foros circulares donde reposaban fúnebres estatuas de Budas recostadas y yuxtapuestas a los muros y...mándalas. Mándalas malignos por las paredes, por el piso, por los huecos. La cantidad de mándalas malignos era exorbitante ahora, llegando al punto de cubrir zonas enteras como si fueran colmenas. Algunos de ellos se fusionaban para formar grandes Thangkas que dibujaban siluetas de ejércitos de demonios marchando.

Kuro revisó el mapa de Maddiux una vez más. Utilizando la memoria fotográfica de sus ojos, halló el camino del mapa que habían seguido hasta ahora... Y descubrió que el camino acababa en los límites de la hoja del pergamino. El Bhiksu asintió la cabeza, enrolló el mapa y lo guardó en su bolso.

—Aquí tiene que estar —Kuro comenzó a caminar. Al ver como Drönma no la seguía, se devolvió—. ¿Qué sucede, Xia? ¿Por qué no caminas?

—E-es solo que... —Xiang tenía el ojo catátonico. Lo cerró y sacudió la cabeza— Siento tanta energía Khrodra en este lugar que... me paraliza. No me siento segura aquí. Siento que algo malo se nos vendrá encima, Shifu.

Kuro apretó los labios y resopló. No podía detenerse ahora que estaba tan cerca de su objetivo. Pero al mismo tiempo... no podía permitirse arriesgar más la integridad de su pupila. Kautama se colocó las manos en la cadera, para después, con algo de torpeza, ponerle una mano a Xia en el hombro.

—No podemos parar ahora —dijo—. No ahora que estamos tan cerca.

—¿Cerca de qué, Kuro? —la voz temblorosa de Xiang resonó por los pasillos como ecos— ¿Qué es lo que exactamente buscas para poder descifrar el "verdadero Nirvana de Buda"?

Kuro tragó saliva y entreabrió la boca antes de responder.

—Mira, yo n-no lo sé todavía —masculló—. Pero hay que seguir avanzando, ya no hay vuelta atrás...

Xiang lanzó una kirada dubitativa al pasillo. Un escalofrío recorrió su cuerpo y la hizo retemblar de pies a cabeza, especialmente al oír un lamento fantasmal venir de los mándalas.

—¿En verdad estás tan dispuesto a...seguir, Kuro? —la pregunta fue una jabalina que perforó el espíritu de Kautama, dejándolo sin palabras por unos segundos.

—Lo estoy, Xia. Cien por ciento. Si no hago esto ahora, me defraudaré tanto a mí mismo como a todos los Budas de Vingólf —y Kuro agitó su cabeza en un ademán de seguridad algo frágil. Le dio una palmada en la espalda—. Vamos, sigamos nuestro camino. Mantente a mi lado y no te sepa...

—Nos matarás a los dos.

El sagaz y gélido comentario dejó sin aliento a Kuro. Sumado a ello, la mirada desolada y desganada de Xiang que lo fulminó antes de que ella siguiera con su camino por el pasillo izquierdo. Las manos de Kuro sudaron, su espíritu crepitó ante la idea de morir por mano de los Dioses Feroces. Pero él, fiel a su palabra caprichosa, recompuso su templanza al apretar los puños con tanta fuerza que se tronó los huesos de sus brazos y avivó la marcha hacia el pasillo izquierdo con apuro, todo con tal de mantenerse cerca de Xiang.

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ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

|◁ II ▷

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWhere stories live. Discover now