Capítulo 12. La familia es sagrada

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Todos en la hacienda Drake esperaban para recibir a su nuevo huésped. Gregory Mackintosh entró en la hacienda Drake en su nueva silla de ruedas. La silla, diseñada y construida por William y su equipo de Industrias Drake, implementaba una serie de medidas novedosas, como un pequeño motor eléctrico en su eje motriz, que permitía a su usuario una cierta independencia a la hora de moverse y desempeñarse en solitario. Gregory se había quedado sin habla al recibir semejante regalo de las manos de Catherine Drake que, junto a su hermana Gaile, había acudido a recogerle tras su alta en el hospital militar. Los Drake habían habilitado una rampa en la puerta de la casa para que Gregory pudiese entrar y salir a su antojo; el joven estrenó el nuevo añadido a la arquitectura de la hacienda, accediendo al que sería su nuevo hogar, al menos durante un tiempo.

Sus anfitriones se quedaron mirando al joven cuando entró, flanqueado por su hermana y la primogénita de los Drake. Si bien se parecía mucho a su hermana, había ciertas diferencias notables. Su pelo era de un rojo más apagado que el de Abygaile, casi rozando el naranja. Su rostro no estaba tan marcado por las pecas como el de su hermana, y tenía un tono de piel más bronceado debido a sus días como infiltrado en infantería. Sin embargo, sus ojos eran idénticos a los de Gaile, con una mirada igual de intensa, con un brillo de curiosidad inquisitiva en sus iris de color azul. Era un hombre bastante alto, aunque no se apreciaba debido a la lesión que le había relegado a la silla de ruedas. Era enjuto y su convalecencia había agravado su delgadez.

Marion Drake, como siempre portavoz de la familia en materias de protocolo, se acercó a su invitado.

— Bienvenido, Gregory — dijo con su voz aterciopelada, mientras le estrechaba la mano de Greg entre las suyas. — Espero que tu hermana y tú os sintáis como en casa. Si necesitáis algo, no dudéis en decírnoslo, por favor.

— Gracias Lady Drake — contestó Greg con gran educación. — Les agradecemos su invitación, sólo espero no causarles demasiados trastornos.

— Nada de eso, y con Marion es suficiente.

Gregory asintió quedamente como respuesta. Jack y William se adelantaron para saludar a su nuevo huésped. Tras una hora desde su llegada, Gregory Mackintosh ya había encajado a la perfección en el cuadro, él y William estaban absortos en una conversación sobre las posibles mejoras a aplicar en la silla de ruedas y otros elementos para facilitar la vida diaria a personas con lesiones graves. Mientras el resto de la familia se había dividido en pequeños grupos. Marion había salido con su hija Catherine al jardín; Ruslan, Abygaile y Jack estaban en la sala de estar jugando a las cartas; Constance había salido para ir hasta el orfanato, donde pasaba mucho tiempo últimamente. Mientras Stanley y Patrice se ocupaban de preparar una habitación para Greg en la planta baja de la mansión Drake.

Al mismo tiempo en otro lugar de Londres...

Antoine Sully temblaba mientras le conducían hasta el jefe de su organización, la Mano de Hierro. Su fracaso en la recaudación de las cuotas de "protección" en el Orfanato Saint James le había valido una visita a Vincent Trusk, el capo del crimen organizado que tenía controlados los bajos fondos de Londres, todos los criminales de la ciudad le pagaban tributo o trabajaban para él, ni la Policía Armada ni el Ejército se atrevían a interferir en sus negocios, al parecer tenía conexiones con gente muy poderosa que le protegía incluso de las fuerzas del orden, lo que había dado lugar a su apodo, "El Duque". Sully tragó saliva cuando llegaron ante la puerta del despacho de Trusk, sabía que pocos habían salido con vida de aquella habitación tras fallar al "Duque". La puerta se abrió y uno de los hombres que le acompañaban le empujó para que entrase.

El despacho sólo estaba iluminado por una lámpara de escritorio colocada en la gran mesa de roble, que destacaba contra una librería en el extremo opuesto de la habitación. "El Duque" se encontraba tras la mesa, con un puro en la boca y una copa de brandy en la mano, hizo un gesto con la mano para que sus invitados se acercasen. Sully avanzó, flanqueado en todo momento por los hombres de confianza de Trusk.

El Heredero de los Drake - Crónicas de los Drake Vol. 1Where stories live. Discover now