CAPÍTULO 56

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Despertó sudoroso, agotado y satisfecho luego de una larga noche de sexo con su adorada Mariana, aunque le dolía tremendamente el rostro, como si ayer se hubiera enfrentado cara a cara con un maestro profesional de boxeo.

Miró a su lado, encontrando a su mujer, despeinada y sudada. Acarició su rostro notando que ésta tenía fiebre.

—¡Maldición! Me excedí— se recriminó en un susurro.

Le había aplicado en demasía la dosis para controlarla. Él solo quería que ella le sea fiel, y lo había conseguido, le había  borrado los últimos recuerdos, jamás se enteraría que Nico y Thiago estaban muertos, entonces ella seguiría con él para vengarse de un fallecido Thiago.

La tendría solo para él.

Así como debió ser desde un principio, donde ella era solo una adolescente en busca de amor a causa de una desilusión.

Por eso, a estado planeando modificar los recuerdos de Marianella y de Simón, para que ellos, desde el comienzo hasta el final estén juntos.

Se levantó de la cama con mucho dolor, rodeó el somier y se acercó a ella, la cargó en sus brazos y la llevó al baño para remojar la en agua templada.

En el camino a depositarla en la tina ella despertó; creyó ver en sus ojos un destello de odio, pero al verla sonreírle con esa calidez lo hizo callar todas esas dudas.

— Tienes fiebre— le informó. Él trataba de ser ese payasito del que alguna vez ella  se enamoró, más le era imposible por qué su voz era grave, sus facciones duras y sus ojos opacos sin brillo.

— Buenos días, mi señor— lo saludó con calidez, el respondió con un intento de sonrisa. Le costaba sonreír, había practicado una y otra vez como sonreír con ella en frente del espejo, más todos sus intentos eran un desastre, hasta él se asustaba de su imagen, no sabía cómo ella podía levantar su mirada y mantenerla en la de él.

— Te ayudaré — le dijo, abriendo la llave de agua — quiero que...

— No se preocupe...ya me sentiré mejor.— ello lo interrumpió.

No quiso objetar nada, salió del baño para buscar ropa y así, luego ir a darse un baño.

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Cuando la vio sosteniendo a su nieto en brazos, no pudo evitar recordar a su fallecido hijo, su primer hijo de siete, cuando era tan solo un mocoso apegado a su mamá.

Ella sonreía como si su bebé fuera un milagro jamas visto, que en cierta manera lo era, debido a las prematuras habilidades que mostraba el infante, cosa que ni Paz Bauer lo había logrado.

Ver el rostro de su mujer con esa sonrisa, esas lágrimas de felicidad, lo era todo.

Ahora, volviendo a su presente, la volvía a ver, solo con la diferencia no tan notaria de los años. Sí, Mar ya tenía 40 años, pero su increíble genética, aparentaba 32 años. Durante sus años de vida, había sido involuntariamente, partícipe de dos divorcios.

—Thiago...— su nombre salir de esos labios rojos era la gloria para él. El tono que ella empleaba para llamarlo era angelical, en ocasiones, cuando no está enojada obviamente.

—  ¿Que hace él acá?— preguntó con enojo su tercer hijo.

— Santi, mi amor, tranquilízate— le pidió Mar, en un tono suave, reconfortante. Sujetándolo de un brazo, mientras que en el otro tenía al bebé.

— ¡No Mamá, No Me Pidas Que Me Tranquilize!— objetó Santi, mirando furiosamente a su padre.

— Hijo ...— Ya no era ese niño de 12 años que dejó atrás, ahora parecía todo un hombre.

˜"*°•.  ❝ [𝕮𝖆𝖘𝖎 Á𝖓𝖌𝖊𝖑𝖊𝖘 4𝖙_ 𝖒𝖎 𝖛𝖊𝖗𝖘𝖎ó𝖓] ❞•°*"˜Where stories live. Discover now