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Cada paso al frente era como arrastrar una bola de acero. Una encadenada en cada tobillo, como solían tener a los presos de las caricaturas. Esos de ropas de rayas. Tal vez ahora los entendía un poco más, no como cuando era niño y todo era tan... Sencillo.

La ignorancia de ciertos aspectos en la vida a veces hacía las cosas más fáciles y también lo era sentirse feliz.

Después de ver salir a Seungcheol del laboratorio echo una furia, no tuvo más que decir, porque él ya no estaba, y porque en realidad, nunca había estado, ni lo estaría. 

No podía permitirse un tiempo para llorar o lamentarse en un rincón que Seungcheol lo rechazara de esa forma porque en realidad no era ninguna sorpresa, y tampoco era la primera vez que lo despreciaba de esa forma.

Seungcheol no lo necesitaba, ni siquiera para tener sexo. Porque en cada aspecto de la vida de su amigo/amante, Joshua no era indispensable, era perfectamente reemplazable.

Sus pasos finalmente lo llevaron a su destino, la habitación de Seokmin. Y antes de entrar suspiró en repetidas ocasiones. El entusiasmo del chico a veces era sofocador. Pero tal vez eso era justamente lo que Joshua necesitaba. Al menos para lograr distraerlo del caos que era su vida amorosa.

Entró con una rostro bien disfrazado de una sonrisa amable y esperanzadora, misma que se disolvió en un instante al ver al chico sentado al filo de la camilla, sosteniendo una bolsa y devolviendo todo el almuerzo en ella.

- Ay, por Dios - lamentó el doctor.

Corrió a su lado y se aseguró de sostener su tembloroso cuerpo.

"Hay muchas más mierdas pesadas sobre la vida de mucha gente en el mundo, cosas muchas más que sobre la tuya"

Se dijo a sí mismo.

Ver a Seokmin en aquel estado le hacía pensar que sus problemas eran un simple juego de niños comparados a los de él, y aún así, Seokmin no dejaba que su sonrisa se fuera.

Cayó exhausto sobre la cama.

Joshua limpió el sudor de su frente con un pañuelo que sacó de su propio bolsillo.

- Consérvalo.

- ¿Está bien que lo tenga?

- Todavía no hemos encontrado la mejor forma de reducir las dosis sin perder la efectividad deseada. Lamento mucho decir que lo seguirás necesitando.

- Ah... - comenzó en tono burlón - Es un premio de consolación.

Joshua soltó una casi carcajada.

- No, no es un premio. Cuando te sientas mejor, me lo vas a devolver.

⏳⏳⏳

- Entonces tenemos los tonos verde, azul y lila.

- Ajá, todo el colores pastel.

- Muy bien. Elije a dos modelos, que usen los colores que quieran y haz la sesión con ellos.

- ¿Puedo ponerme el lila? - preguntó con pucheros.

- Preferiría que usaras el verde, te sienta muy bien, además, casi nunca usas ropa verde.

- Wonwoo, el verde no es lo mío. Jun también te lo ha dicho.

- Jeon - Jeon, haz lo que te digo, por favor.

Wonwoo se inclinó y le dió un beso en la frente. Tuvo cuidado de no mover la aguja clavada en su brazo pasando más y más medicación por la pequeña manguera.

- Si me dejas usar el lila te lo chupo justo ahora.

Wonwoo alzó las cejas.

- Pero a ti te gusta chuparlo, ¿No estoy en clara desventaja?

US AGAIN (WONHAN)Where stories live. Discover now