Chapter I

90 40 95
                                    

Octubre, 2009

Abrió los ojos drásticamente sintiendo como su respiración disminuía cada segundo. Fue un sueño, solo un sueño, se dijo. Con esa amarga sensación, se dispuso a levantarse. Hacía una hora que debía estar en clase. Bufó al reparar en ello. Nuevamente debía ir al Brown Middle School, pues había reprobado dos materias y sin ellas no tenía permitido graduarse. Esta vez las aprobaría. Después de todo no era realmente un problema, nadie se negaba a hacer sus tareas, debido a que se sentían intimidados por Daniel, cosa que le agradaba y a su vez había estado favoreciendo sus calificaciones todos los años, y aún más este trimestre. La teoría del más apto, selección natural. Algo básico.

Una vez listo, tomó su cazadora de cuero con cuello alto y luego de ponérsela, se volvió hacia la puerta. Tiempo más tarde, aparcó frente a la cafetería, como acostumbraba. Bajando de su motocicleta, sacó su celular y lo desbloqueó. 10:30 a.m., iba tarde. De hecho, se había perdido la primera clase. Él no estaba interesado en eso; no solía entrar a la mayoría de ellas. Pero esta vez era diferente... Si quería culminar la preparatoria, debía asistir a sus clases sin excepción. Al verse interrumpido en su reflexión matutina, Daniel advirtió que alguien se interpuso en su camino. Bajó la mirada para encontrarse con una chica a la cual jamás en su vida había visto, pero que extrañamente le parecía conocida. Sus rasgos faciales, esa mirada... Era tan penetrante, tan intensa; esos ojos cristalinos, similares al mismísimo cielo azulado...

—Disculpa, iba de prisa y...

—Fíjate por dónde vas. —espetó interrumpiéndola, pese a la familiaridad de su persona, algo que a Daniel le irritaba con demasía. Estaba seguro que era una simple coincidencia, nunca había visto a esa chica, estaba seguro de ello.  Sus ojos, no obstante... Ellos eran los culpables de su confusión.

—Lo siento —articuló áspera, con el entrecejo levemente fruncido—, has sido tú el que no vio por dónde iba, en todo caso.

Daniel alzó ambas cejas, perplejo.

—En fin, intento llegar a mi clase de matemáticas, así que... —expresó, mientras lo bordeaba para seguir su camino. Él la tomó del brazo tajante, haciendo que diera la vuelta. La chica abrió ampliamente sus ojos, achacosa—. ¿Qué haces? Suéltame. —exigió mientras intentaba zafarse. Antes de poder lograrlo, él presionó con más firmeza su agarre, y con su mano libre prosiguió a acercarla a sí, tomándola de la cintura. —¡Te he dicho que me sueltes! —gritó aturdida.

Él, ignorando sus reproches, respondió. —Si no, ¿qué?

Enfurecida, en un brusco movimiento, abofeteó su rostro, tomando al chico por sorpresa. Éste la liberó, aturdido. —No te equivoques. —espetó la chica, recobrando su postura. Esquivando el agarre de Daniel, retrocedió. —Vine a estudiar, no a buscar problemas ni perder mi tiempo. Te pido me dejes en paz, o hablaré con el director. —sentenció alejándose. Él se quedó extrañado. Cada facción de su rostro se relajó de tal manera que parecía estático. Neutro. Debía ser de nuevo ingreso. Ningún estudiante de BMS se atrevería a cometer un error como ese. Mientras observaba cómo ésta se alejaba, una vocecita aguda y familiar se dirigió a él, haciendo que perdiera de vista a la misteriosa chica.

—Daniel, amor... No me advertiste que vendrías. —susurró aquella rubia ojos verdes grisáceos, mientras posaba sus manos sobre el rostro de Daniel cariñosamente.

—Melissa, no estoy para tus sermones. —cogió sus manos y las apartó de él enseguida—. Debo irme a clase.

Ella, advirtiendo el temperamento de aquél joven hombre, se abstuvo de decir nada y en cambio agitó su mano en señal de despedida, dejándolo seguir su camino.














My DemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora