Capítulo 34

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El último baile

 

Lena siempre había asumido que desenmarañar su segundo matrimonio sería tan problemático como el primero fue fácil. Con James, él simplemente empacó y se fue. Ni siquiera una discusión, mucho menos un gemido.

Con Jack, Lena lo había planeado cuidadosamente, preparándose para cualquier eventualidad con su equipo de abogados, desde el momento en que lo echó.

Por lo tanto fue asombroso leer lo ‘muy enamorado’ que estuvo con ella en las columnas de chismes. Posicionándose para ser el chico bueno cuando la palabra de su inminente divorcio se filtrara, sin duda. Eso fue gracioso, dado que ella había sabido desde entonces que él estaba ahora instalado con Janice del departamento de mercadotecnia en su trabajo
— una mujer con una reputación de apreciar a los hombres con dinero.

Una semana atrás, Lena había llamado a su conocida, Anna Taylor, esposa del nuevo vicepresidente de la firma de Jack, y le sugirió un almuerzo para ponerse al día. Anna era la mujer más indiscreta del mundo — que era fácilmente su activo más útil.

Y así, durante unos pocos cócteles, Lena le ‘dejo escapar’ lo que Jack había estado haciendo durante años. Ella le había pedido el anonimato por su ‘fallo’ en la discreción, y Anna había asentido con tanta fuerza que sus pendientes de diamantes corcovearon como un par de broncos.

Anna había estado a la altura de su reputación. Jack había sido suspendido durante el día mientras sus superiores comenzaban una investigación completa sobre si él también había sido inapropiado en su lugar de trabajo.

En el momento en que su teléfono celular sonó con su tema característico de Ride of the Valkyries (Cabalgata de las Valquirias), Lena sabía que la ira de su marido sería feroz. Cerró la puerta de su oficina y la cerró con llave antes de acomodarse perfectamente en el centro de su silla y exhalar. Luego respondió su teléfono.

"¿Sí?"

"Perra. Fuiste tu. Tienes que ser. ¿Quién más sabría?”

"Y hola a ti también, Jack." Su tono era mesurado y ocultaba el odio que ahora sentía por él. El control era poder.

"Podrían despedirme, pequeña cabrona cruel."

"Por una buena razón, sin duda," Lena respondió. "Que las mujeres de Better Health United USA exhalen de alivio."

"¿Por qué lo hiciste? ¡Teníamos un maldito acuerdo!"

"¿Un acuerdo?" Ella preguntó inocentemente.

"Sabes que lo hicimos. ¿Por qué me hiciste pagar toda esa compensación a esas zorritas asistentes y hacer todas esas malditas donaciones a los refugios de mujeres si de todos modos ibas a contar la historia? Eso es una mierda, Lena! ¡Que te jodan!”

Ella sonrió sombríamente y ajustó la posición de su bote de bolígrafos en su escritorio. "No es mi culpa si de alguna manera di la impresión de que nunca se lo diría a nadie a cambio de tu penitencia financiera. Dejé todo eso a mis abogados para resolverlo."

"¡Estaba implícito!" él gritó. "Tú lo sabes. Uno de esos zoquetes queda bien dijo que no podíamos ponerlo por escrito, porque yo no quería nada por escrito, pero que teníamos un acuerdo. Confié en ti ¡Confié en ti y me traicionaste!”

“¿Te traicioné? Oh, pobrecito. Así que dime, ¿cómo se siente eso?”

La respiración entrecortada fue la única respuesta durante unos minutos, mientras él digería su significado. Su tono pasó de cálido a frío helado. "Te demandaré, puta perra de hielo."

LA CRUDA VERDAD (THE BRUTAL TRUTH) (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora