Capítulo 30| Llenos de secretos

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Me sentía engañada, por él, Asher y Abdiel, de Evelyn podría esperarlo. Pero de ellos no, de él no.

No necesitaba cambiarme, estaba con la misma ropa que la de esta mañana y no me molestaba. Cuando bajé las escaleras mi abuelo me veía entre curioso, enfadado y triste.

—¿Estás bien? —su voz salió áspera y la pregunta en un tono bajo, pero ya que estábamos solos en la sala logré escucharlo.

—Sí —Sonreí más falsa que una calcomanía.

Mi abuelo me entendía, él sabía que tan solo necesitaba aclarar mi mente, aunque fuera yo quien buscara ir más allá. Él no me haría preguntas que claramente yo no querría responder, con ver mi rostro fue suficiente para él.

Me despedí de él con pocos ánimos, se guardó sus preguntas y yo solo iba a donde Leonel pidió reunirnos. No estaba lejos, era una pequeña cafetería.

Comencé a caminar tallando mis ojos, seguramente los tenía rojos y quién me viera diría que algo definitivamente iba mal. Mis padres no dudarían en atacarme con preguntas al igual que Leandro, pero para mí era como un pequeño respiro que mi abuelo me respaldara, él no iba a insistir tanto y estaría profundamente agradecida por eso. Algunas veces era bastante gritón y exageraba, pero tal vez era su forma de expresar preocupaciones.

No me demoré casi nada, puede que sea por qué estaba casi corriendo, pero una extraña sensación me recorrió de pies a cabeza en cuanto vi el cártel con luces de aquel lugar, en cuanto a través del gran ventanal logré divisar entre tanta gente a aquel chico gruñón que podría sacarme canas del coraje.

Mi entrada al lugar fue acompañada por el tintineo de una campana, él me seguía con la mirada mientras caminaba en su rumbo con los nervios llenándome el cuerpo de un momento a otro.

Su vestimenta era sencilla, no había mucho que resaltar sobre su sudadera de un color azul marino, sobre su pantalón de mezclilla o sobre su cabello desordenado. Como si se hubiese vestido con lo primero que encontró en su armario, aunque yo no puedo decir mucho.

—¿Vas a tomar asiento? —Su tono malhumorado no pasa desapercibido, mueve su pie de arriba hacia abajo con impaciencia.

Asiento con frenesí, apresurándome a tomar asiento frente a él.

Era raro, ahora a quien menos quería ver era a Asher y ahora tengo justo en frente a una copia exacta de él, aunque claro, Leonel tenía sus pequeñas diferencias. Podía ver cómo algunas chicas lo observaban desde atrás, pues he de admitir que Leonel tenía su encanta muy personal, él tenía las facciones un poco más enfurecidas, aquel pequeño lunar en su entrecejo y su mirada tan magnética.

—¿De qué querías hablar? —Estiro el menú en mi dirección, pero negué con la cabeza. No tenía hambre.

—No puedes decírselo a nadie —No quise admitirlo, pero por su tono de voz eso parecía más una advertencia.

—¿Cómo lograron engañarme?, ¿por qué solo ustedes lo llaman así? —Mi cabeza dolía como el demonio, inhalo y exhalo intentando mantener la calma.

Mueve sus dedos de arriba hacia abajo, molestándome un poco con aquel incesante sonido al golpear contra la mesa.

—Asher quedó afectado, solo diré que creímos que era mejor seguirle el juego.

—¿Juego? —Hice un mohín de rareza.

—Él siente que le arrebató la vida a nuestro hermano, nuestra relación con nuestros padres no era la mejor sin embargo él y Asher eran muy cercanos —Era raro escuchar aquel nombre en su boca, me dio un escalofrío—. Piensa que así podrá disculparse, como si eso le hiciera sentir que Logan sigue con nosotros.  Además, no es algo que pueda controlar.

Un chico fuera de este mundoWhere stories live. Discover now