Capítulo 5| Confrontaciones

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La incomodidad era palpable en el ambiente, Evelyn actuaba con tal naturalidad que pareciera no afectarle en lo más mínimo la situación actual

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La incomodidad era palpable en el ambiente, Evelyn actuaba con tal naturalidad que pareciera no afectarle en lo más mínimo la situación actual. Sin embargo, Logan era otro cuento totalmente diferente, sonreía forzosamente y evitaba su mirada a cualquier costo, ¿tan malo había sido todo? Sería mejor no entrometerme.

Bajamos los últimos escalones a paso lento, caminando en dirección a Leandro y Evelyn quienes nos observaban expectantes.

—Hola, Madeline —saluda Evelyn con una amabilidad que no puede traer nada bueno, corriendo a abrazarme.

—Hola, Evelyn —Le correspondo el abrazo extrañada, nunca me abraza y rara vez se comportaba así, solo frente a Leandro.

Se aparta de mí y dirige su vista hacia Logan, quien se encuentra bastante tenso, pero intenta ocultarlo lo mejor que puede.

—Un gusto conocerte —Estrecha su mano, sin embargo, Logan frunce el ceño porque seguramente no entiende nada igual que yo.

Leandro no deja de mirarme, es un chismoso y metiche, eso lo tengo muy claro. Después iría a mi habitación a preguntarme qué pasó. Todo un interrogatorio.

—Igualmente —musita Logan, forzando una sonrisa, como si fuera una calcomanía y se la hubieran pegado en el rostro, exactamente así mismo se ve su sonrisa incómoda.

—Los dejamos, iremos a ver una película —Tomo a Logan del brazo queriendo salir de esa situación tanto como él.

—Está bien, Evelyn y yo cenaremos —dice Leandro poco convencido, dándose medía vuelta sobre su propio eje, encaminándose hacía el comedor.

—Te alcanzo enseguida —avisa Evelyn con una sonrisa en su rostro, pero cuando está conmigo me mira como si rogara que me pasara lo peor.

—Ya nos vamos —murmura Logan, mirándome suplicante y yo solo puedo asentir frenéticamente.

—¿Ya cenaron? —cuestiona Evelyn con la mirada puesta en mí.

No quiero estar más aquí.

Quisiera correr como alma que lleva el diablo.

—Bueno, yo me comí una hamburguesa, unas papas, unos nachos y un perrito caliente —replico contando las cosas que obviamente no había comido, con mis dedos señalando cada uno—. Y Logan se comió unos taquitos al pastor.

Si iba a mentir para salvarle el trasero al supermodelo al menos que parezca que disfruté mi cena, que cené a lo grande.

—¿Sólo eso? —pregunta, alzando ambas cejas con sorpresa por mi respuesta.

—Sí.

—Si comes así vas a engordar —Interviene la muy grosera, manteniendo esa sonrisa en su rostro.

Juro que algún día te arrancaré las extensiones, muñeca.

—Pues a partir de mañana domingo saco a pasear al perro que claramente no tengo y hago ejercicio —digo con la cabeza en alto, dándome media vuelta con Logan sujetando mi brazo.

Un chico fuera de este mundoWhere stories live. Discover now