Capítulo 29. Noveno deseo.

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Deseo nueve: "ir a un lugar donde sienta que estoy viviendo en cualquier sitio menos la tierra".

275 días con el tratamiento contra la leucemia.

Alison.

Noveno mes de tratamiento y tengo las mismas palabras que decir. Cada vez luchar contra esta enfermedad se vuelve más fuerte. Hay días en los que no me quiero despertar para no caer de nuevo en la cruda realidad que me abarca, pero de igual forma termino levantándome sin botar una lágrima. Como dije un mes atrás en el concierto de mi diosa. Luchará y me aferraré a mi vida porque deseo vivir.

Ya mi mente está mentalizada en una sola misión y es recuperarme, no quiero morir tan joven cuando apenas estoy por comenzar la verdadera vida, que me he cohibido por mí misma.

Lo único que sigue como el primer día, por más que trate de ocultarlo o decir que no afecta cuando sí lo hace, es la ausencia de mis padres, es algo que jamás podré llevar con normalidad.

Yo pensé que con el pasar del tiempo iba a aprender y aceptar lo que estaba sucediendo y el porqué de su lejanía, pero me equivoque, lo único que he hecho es llevarlo, lo que sí aprendí de esa ausencia, es que todo el la vida tiene su proceso y cada cosa pasara y llegara cuando el destino así lo decida.

Sé que muchas veces he dicho que seré fuerte y por más que no quiera ni desee levantarme, lo haré para continuar caminando hasta llegar a la meta, pero las palabras no más salían de mi boca y no la estaba creyendo, solo era frases que se las llevaba el aire.

Hoy la Alison, que ha vivido nueve meses en una habitación de hotel, que cada semana tiene que ir dos días a un cuarto de hospital para que me pongan una aguja en el abrazo que es su peor tortura cuando siente el medicamento administrado en su cuerpo. Puede decir que por fin logró descifrar el acertijo que la trajo aquí y como debía tomar las situaciones que está sucediendo por más duro que fuera.

Mi enfermedad ha sido un proceso que cada día me enseña algo nuevo y seguirá haciéndolo, ahora todo lo tomo como aprendizaje y recuerdo lo que una vez me dijo, Will tengo que vivir esto para tenerlo en el álbum de mi vida y contarle algún día a la familia que quiero formar.

Trayendo a William a mis pensamientos puedo decir que con el todo va de maravilla, no hay ni una sola queja que dar, él sigue siendo ese hombre que me enamoró y que cada segundo que pasa lo continúa haciendo, nunca me deja sola, me sigue y toma en mi dolor, tristeza, debilidad y felicidad. En este momento está a mi lado concentrado leyendo uno de mis libros que le encantan. Mientras yo continuo en mi tortura de la sesión de terapia dirigida.

Aprovechó un minuto para mirar la pantalla de mi celular y los mensajes y llamadas están en cerro y la felicidad se me borra de nuevo de mi rostro. La distancia extraña que han tomado mis padres me está doliendo mucho. Incumplieron la promesa de llamarme todos los días.

Ahora solo lo hacen dos veces por semana, no les alego ni les digo nada porque pienso que por el momento es lo mejor que se distraigan en otras cosas.

Pero de igual forma se siente feo y más ver cómo en cada videollamada todo lo hacen de afán y se despiden de mí sin más, el corazón se me estruja un poco y me da mucho miedo, pensar que en verdad se están resignando dejando de quererme es claro que exagerado, pero son cosas que simplemente no se pueden pasar de largo. Esto nunca lo creí posible y dentro de mí sé que no será así, la forma en la que se están portando es imposible para mí comprender, solo espero que sean bobadas mías.

Sé que ya no tengo dependencia emocional por ellos, pero siguen siendo las personas que más amo y el sentimiento jamás se irá. Por el momento estoy concentrada en mi tratamiento y después iré a pedirles de nuevo esos abrazos que he necesitado, esperando que todo sea igual.

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