Capítulo 4

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Un día inolvidable.

Alison

Desde que llegamos a esta cafetería el tiempo se paro por completo, hablar con Will, fue una de las mejores cosas que he hecho, bueno no es que puede decir que hablo con muchas personas, pero de igual forma creo que esta seria una de las mejores, así tuviera muchas.

El hombre de ojos azules que tengo al frente, mi mientras se termina de comer su segundo postre de limón que me contó que es su favorito desde niño, ha logrado algo que pensaba imposible, que ahora me doy cuenta de que no lo es.

Platicar con él, hizo que me olvidara de lo que estoy viviendo en este momento, es como si tuviera ese chip que logra borrar todo eso que no quieres recordar y solo pasarla bien.

No hubo ningún momento donde mi cara no tuviera una sonrisa de pena y alegría a la vez, cada anécdota que me contaba de su vida siempre venía con ese un chiste de promedio, sin duda alguna es un ser que te logra cambiar en todos los sentidos, el aura que transmite Will es de otro mundo.

Giro por un momento mi cabeza hacia la calle y veo que ya es de noche y me sorprendo al ver que ya esta oscuro, así que volteo a ver el reloj que estaba en la pared de la cafetería y veo que han pasado más de tres horas desde que llegamos aquí.

No puedo creer como paso el tiempo tan rápido, no entiendo por qué las cosas buenas acaban en un abrir y cerrar de ojos.

Ojalá solo pudiera quedarme aquí, pero esto tiene que acabar, mis padres deben estar preocupados después que salí del hospital como alma que se lleva el diablo, además tengo que volver a mi realidad por más que duela y no quiera.

—Ya me debo ir, se me hizo un poco tarde — le digo a Will que se esta metiendo la última cucharada de su flan en la boca.

—¿En serio tan rápido te quieres ir? — me pregunta mientras se limpia la comisura de sus labios con una servilleta de los restos que dejo el postre.

—Para nada, llevamos más de tres horas aquí y ya es de noche, mira — señalo con un dedo hacia la ventana para que vea lo oscuro que está, gira su rostro, se percata de lo que digo y abre los ojos como platos.

—Oh mierda, no me di cuenta ¿a qué horas se volvió de noche?, para mi excusa hablar contigo es muy agradable y el tiempo no existió — dice regalándome la hermosa sonrisa que solo el saber hacer.

No sé si me pongo roja, pero esas palabras calaron un poco dentro de mí, nunca pensé que una vida sin nada que contar pudiera interesarle a alguien que ha vivido demasiadas cosas.

—Ni yo —Confieso apenada bajando mi cara.

—Alison, que te dije — me regaña, subo de nuevo mi rostro, recordado que no le gusta que lo haga —. No debes sentirte apena  por nada, lo digo en serio desde hace mucho no me sentía también al lado de alguien.

—Tienes razón, lo siento, es que no estoy muy acostumbrada a salir ni a interactuar con nadie.

—Tampoco debes disculparte, me voy a sentir como si estuviera haciendo esto solo por compromiso y no es así.

—Está bien — digo y asiente con la cabeza mientras se levanta de la silla.

—Ya vuelvo, iré a pagar la cuenta — se va hacia la caja sacando su billetera.

Cada cosa que dice o hace me deja más aturdía que antes que tiene este hombre que me gusta.

Unos minutos después volvió y se posó al frente mío.

—Listo, ahora nos podemos ir, ¿no vamos?— pregunta, guardando la billetera en el bolsillo del pantalón.

—Si ya me voy muchas gracias por todo — me levanto y le extiendo la mano, pero la rechaza y lo miró con cara, ¿qué sucede ahora?

MI ÚLTIMO DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora