Capítulo 20. Proceso

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Proceso.

Noventa y dos días en el tratamiento contra la leucemia.

Alison.

Este tercer mes que pasó de tratamiento no tengo demasiado que decir, los mismos síntomas que ya hace dos meses, dolor de cabeza, náuseas, vómito, morados por toda mi piel y uno nuevo el sangrado nasal que llega de vez en cuando. En conclusión, una mierda otra vez.

Este mes no fue como el anterior y no lo digo por el dolor o el sufrimiento que padece que ya me acostumbre aceptarlo. Me hace sentir mal y vacía es no tener a mis padres a mi lado, ya han sido noventa y dos días sin que estén aquí conmigo, solo los veo por videollamada, pero eso para mí ya no es suficiente. Sé que ya aprendí a no tener apego emocional con ellos, lo que no he hecho es comprender que estén tanto tiempo alejados de mí, necesito como nunca antes un abrazo de los dos diciéndome que todo esto es un sueño y que pronto despertaré de el.

Cada noche que se va Will de la habitación, pensando que me encuentro dormida cuando no es así, comienzo a llorar en silencio, como hago desde que llegué a este lugar.

Tirarme a la cama hecha un ovillo y pensar en todo lo que estoy viviendo es lo peor que puedo hacer, pero de igual forma no logro evitarlo, duele y seguirá quemando por más que mi ángel me de ánimos. Sigue siendo para mi duro cada vez que llega un recuerdo de cosas que pase en mi vida por el miedo o el qué dirán, y el sufrimiento mental y emocional se vuelven los protagonistas. Quiero desear y pedir que todo acabe pronto deseó poder disfrutar y no estar encerrada en cuatro paredes como lo venía siendo, necesito vivir lo que me cohibí.

Ahora me encuentro en el consultorio de la doctora, con mis audífonos puestos escuchando the climb de mi reina Miley, esperando los resultados de los análisis que me hicieron hace dos días, para ver como va mi proceso después de estos tres meses de quimioterapias, espero que haya algún avance. No estoy preparada en este momento para una mala noticia, solo quiero que valga la pena, tener la piel pálida como si estuviera muerta, los labios rotos, las ojeras que tapan mis ojos y la debilidad que me mantiene a veces por hora en cama.

Sigo en mi mundo mirando hacia él un punto, con mis audífonos puestos hasta que me tocan el hombro haciéndome asustar y volteo a ver y es Ariana, así que me quito los auriculares.

—Perdón, por asustarte, es que te llame y no contestas —se sienta en su puesto.

—Está bien, no hay problema —respondo mientras guardo mis audífonos en mi bolso.

—Bueno Alison, aquí me acaban de entregar los resultados de los análisis que te practicamos — pone en el escritorio la hoja y se agarra las manos —Estos ya los tiene el doctor Cortés que pondrán al tanto de tu estado a tus padres.

Eso me tensiona al instante, no pueden darles malas noticias.

—¿A mis papás? —pregunto.

—Sí, ellos lo pidieron, quieren estar al tanto de todo, pero no te preocupes que no son malas noticias —me dice tomando el papel que trajo hace un momento y echando otra mirada.

Que diga eso me calma. Pero a la vez no.

—¿Entonces el tratamiento va bien?

—Hay una buena y mala noticia Alison —se quita las gafas dejándolas en el escritorio y alzo la ceja sin entender.

—¿Cómo? —El nerviosismo está dentro de mí, que mis manos se arrullan una con la otra mientras estoy temblando.

Estar aquí sentada es de lo más nervioso para una persona que tiene una enfermedad como esta, donde lo único que quiere escuchar son buenas noticias y que te digan que lo lograste, así que ese no será mi caso por el momento. Pero solo necesito algo que me aliento para seguir, porque más noticias malas me terminaría de llevar al piso que me ha costado lograr levantarme y no quiero volver.

MI ÚLTIMO DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora