Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ Vᴇɪɴᴛɪᴏᴄʜᴏ

1.3K 103 1
                                    

𝐋𝐮𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐞𝐥

𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐆𝐢𝐚𝐧𝐧𝐚

Empecé a despertarme en mi cama sintiendo caricias en mi desnuda espalda, abrí levemente los ojos y sonreír cuando vi en donde estaba, en mi nueva casa, en mi cuarto con mi esposo. Voltee la mirada y me encontré a Nico desnudo besándome mi espalda.

—Buenos días señor Di Angelo.—Dije suavemente.

—Buenos días señora Di Angelo.

El me volteo y me beso, sentía mis piernas un poco dormidas por las veces que Nico y yo lo hicimos anoche, realmente amaba que fuera un semidiós, había escuchado a mis cuñadas decir que solo duraba mis hermanos un round o dos, en cambio Nico dura hasta 6, sin contar todos los orgasmos que el me da.

—Puedo acostumbrarme a despertar así, siempre.

—Yo también, solo falta que llegue el pequeño intruso.—Dijo el besándome mi vientre.

—O intrusa.—Dije yo acariciando sus hombros.

—Una niña, si soy celoso contigo te imaginas lo que haría con una niña.

El se colocó entre mis piernas y comenzó a acariciarme lentamente, yo hacía lo mismo con su torso y rosaba su pelvis.

—¿Que crees que sea?—Pregunte.

—Es un feto no.—Dijo viéndome a los ojos.

—Nico, me refiero si crees que es un niño o niña.

—No lo se, no me interesa lo que sea, es mi hijo, tuyo nuestro. S e parecerá a nosotros y tendrá nuestros apellidos, tenemos nueve meses para pensar en nombres o en lo que sea, ahora solo quiero disfrutar mi luna de miel con mi esposa, y tener mucho sexo antes de que el intruso o intrusa llegue.

—Nico, con un bebé no se acaba el sexo.

—Pero disminuye, debo aprovechar que mientras eres sola,ente mía.—El se agacho a mi vientre y dijo.—Te amo bebé pero vete a dormir aún mamá es sola mía.

Sonreí antes de mirarle y subirme a horcajadas sobre él en un movimiento rápido, agarrando su suave pelo para atraerlo hacia mí y besarlo. Sus labios me respondieron al instante, moviéndose con urgencia sobre los míos mientras sus manos apretaban con fuerza mi trasero haciendo que gimiese en su boca.
Moví mis caderas intentado buscar un poco de fricción, pensaba que me detendría, pero me dejó hacer. Me moví contra él haciendo que ambos gimiéramos.

— Creo que simplemente, te adoro a ti —susurró antes de besarme de nuevo.

Sus besos se volvieron rápidos, su lengua jugaba con la mía mientras sus manos apretaban mis nalgas.
Nico comenzó a besar mi cuello. Sus labios húmedos succionaron mi piel dejando marcas que luego tendría que ocultar, aunque pensándolo bien es mi luna de miel, es completamente normal que este así.
Sus labios bajaron por mi piel mientras sus manos acariciaban mi espalda, Eché la cabeza hacia atrás dejando escapar suspiros cuando sus dientes rozaron mis pezones.

— Nico—gemí agarrando su pelo para que no parase.

Sentí su sonrisa contra mi piel, claramente orgulloso de lo que me estaba provocando. Nico me cogió en brazos de un momento a otro, dejándome acostada en nuestra cama de matrimonio.

— Eres jodidamente perfecta —gruñó besando mi vientre mientras sus dedos acariciaban la parte interna de mis muslos—. Sigo sin explicarme qué hice para conseguirte, que hice para que fuera mi esposa.

Gemí con una sonrisa cuando rozo levemente mi mojado coño.

— Creo recordar que entraste en la cafetería en donde estaba comiendo. —susurré con una sonrisa.

Mio Dolce AmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora