cap 10: Agobio

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Para Dio las cosas poco a poco estaban mejorando, todavía faltaban dos personas de quien debía encargarse pero a pesar de que no sabía muy bien cómo lidiar con ellos aún, sabía que su mayor amenaza ya no causaría más problemas y eso le daba una felicidad enorme, tenía planeado torturarla alguno que otro día hasta que finalmente muera, por más que quiera simplemente volver y apuñalarla, darle una muerte rápida sería imperdonable, tenía que asegurar que su muerte sea lo más dolorosa y lenta posible.

Volvía a casa no muy apresurado, sabía que a esta hora en este lugar nadie podría siquiera verlo, así que podía tomarse la libertad de perderse en sus pensamientos sin la presión de tener que apresurarse con algo, pero ese momento de tranquilidad se desvaneció por completo cuando al entrar en la mansión, escuchó un ruido raro por parte de una de las ventanas del piso de arriba, no era algo fuerte pero si lo suficiente como para preocuparse por Jonathan, así que corrió lo más rápido y silencioso posible hasta llegar a la habitación del peliazul, al entrar vio algo que le heló la sangre.

En la oscuridad de la habitación distinguió al mismo sujeto de la otra vez, estaba parado viendo a Jonathan dormir, Dio no se la pensó ni un segundo y sacó la navaja de su bolsillo, aún tenía algo de sangre por lo de hace rato, el sujeto notó ese detalle y levantó las manos, Dio se acercó de forma amenazante pero el sujeto salió corriendo hacia la ventana que había dejado abierta cuando entró y de un salto se fue de la escena.

Dio lo vio desaparecer por el mismo lugar de la otra vez, sabía que no podría alcanzarlo, mucho menos si no sabía hacia donde iría, así que no tuvo más remedio que dejarlo escapar esta vez, todo había pasado muy rápido y no se había dado cuenta que unos enormes ojos azules lo miraban con preocupación, al voltear y verlo no tardó en acercarse y darle un fuerte abrazo.

   - Mi dulce bebé... Me preocupé mucho por tí...

   - ¿Q-q-qué estaba haciendo ese tipo aquí..? ¿Qué tal si vuelve a entrar?

   - Pudo haberte lastimado... Pero ya estoy aquí, no creo que vuelva, y si lo hace me encargaré de él, te lo aseguro, no tienes porqué temer mi amor.

   - Lo único de lo que realmente tendría miedo sería perderte... No sé qué hubiera pasado si ese tipo te hubiera hecho algo, hubiera sido terrible para mí... En especial porque... No hubiera podido hacer nada...

   - Ohh mi amor... Pero no tienes que preocuparte por mí, siempre estaremos juntos, lo prometo.

Parecía que repetir esas palabras todos los días se había vuelto una costumbre, pero esas palabras eran las únicas que parecían calmar la constante preocupación de Jonathan. Luego de que este se encuentre algo más calmado, Dio se encargó de que vuelva a conciliar el sueño, y al cabo de unos minutos volvía a tener la adorable y placentera escena de su amor durmiendo acurrucado entre sus sábanas.

El resto de la noche no duró mucho y Dio no parecía estar mínimamente cansado, aún así la falta de sueño lo puso más alerta, mal momento para que unos fuertes golpeteos a la puerta se lo hicieran notar, la puerta se abrió con fuerza y ambos chicos dieron un salto de susto por lo repentino que había sido todo.

    - Disculpen si los despertamos jovencitos, pero hoy Jonathan debe recibir su tratamiento.

Dijo una sirvienta siendo compañada por el sr. Joestar y el sr. Zeppeli, Dio no pudo disimular su expresión de disgusto, Jonathan por otro lado apenas estaba asimilando lo que pasaba tras despertar de su tan profundo sueño.

   - Apenas está despertando y ya lo van a poner a sufrir. ¿No pueden esperar a que volvamos de la escuela?

Dijo Dio a regañadientes mientras era apartado de Jonathan por el sr. Zeppeli, quien lo ignoró por completo y al ya tener espacio volvía a hacer el mismo raro y mágico procedimiento que la anterior vez.

Por TíWhere stories live. Discover now