𝐐𝐔𝐄𝐒𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 | ❝ ¿Entonces, creen en el amor a primera vista? ❞
Mica le hizo preguntas a Ginny cada día, hasta que realmente se armó de valor para preguntarle lo que verdaderamente quería preguntar.
• Esta historia tiene lugar durante la Orden...
LAS LÁGRIMA LE nublaban la visión a Mica mientras corría por los pasillos de Hogwarts, tapándose la cara con las manos para que los estudiantes curiosos no la vieran llorando. Había tenido una fuerte discusión con Astoria, al parecer a la chica no le había gustado para nada que Micaela desapareciera durante todo el día con Ginevra Weasley y al reprocharle le había dicho demasiadas cosas hirientes.
En el camino, Mica chocó contra un cuerpo y calló al piso, antes de que una voz conocida para ella le preguntara—: ¿Por qué lloras, bonita? ¿Qué te sucedió? —Ginny colocó una mano en el hombro de su amiga, pero Mica no tenía intenciones de verla o, mejor dicho, de dejar que ella la viera en ese estado, por lo que no contestó y salió corriendo hacia el baño de mujeres.
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—Ya te dije que no te dejaré pasar, ella quiere estar sola, vete —dejo firmemente la voz de Myrtle la llorona en la puerta del baño, ella y Ginny habían estado discutiendo desde hacía unos segundos cuando la pelirroja intentó atravesar las puertas para hablar con Mica.
—No seas ridícula, Myrtle, apártate —le exigió la pelirroja, ya malhumorada.
—No.
Ginny alzó una ceja antes de atravesar a la fantasma, quien comenzó a sollozar y desapareció por uno de los cubículos.
La pelirroja corrió hasta la esquina del baño en la que Mica estaba sentada, abrazando sus piernas y escondiendo su rostro entre estas.
—¿Mica, que sucedió? ¿Por qué lloras? Si alguien te hizo algo debes decírmelo e irá a patear algún trasero.
—Ginny —dijo Mica sacando su rostro de entre sus piernas para mirar directamente a los ojos de la pelirroja, quien tenso la mandíbula—. ¿Qué es lo que te hace feliz cuando estás triste?
—Déjame pensarlo... tú —dijo sin pensarlo dos veces y eso sorprendió a la castaña.
—Estoy preguntando en serio, Ginny —la regañó, aunque una leve sonrisa se había colado en sus labios.
—Y eh contestado en serio, Ela —contestó ella con tanta confianza que Mica realmente supo que hablaba en serio y eso solo le dieron más ganas de llorar más. Esa semana estaba teniendo demasiado cambios de humor y el periodo no ayudaba—. Siempre estás ahí para mí, con tus preguntas raras y tus tonterías, haciéndome reír. Puedo tener un mal día, pero cinco minutos contigo ya lo arreglan.
Mica rompió más en llanto y Ginny la abrazó, pegando su cabeza en su pecho, mientras comenzaba a peinar el pelo de la castaña con cariños.
