Capítulo 28 - El ayudante

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Tres días habían pasado ya desde su sucuestro, y aunque dijeran que era poco tiempo, sentía como todo su cuerpo dolía, no había un solo lugar donde no haya recibido algún golpe.

Desde su punto de vista, lo hacían vivir un infierno en vida.

— Vamos, hay que divertirnos un poco mientras que llega el jefe — Comentó un hombre de nombre desconocido, sonriendo ligeramente al acordarse de su juguete.

La mayoría de los que estaban presentes comenzaron a caminar a una habitación conectada con la habitación en la que estaban en ese momento.

Todos menos una mujer y su hermano.

— ¿A dónde van? — Cuestionó la mujer volteando a ver a su hermano.

— Consiguieron un juguete hace unos tres días, aparentemente con él se han estado divirtiendo estos días — Respondió con calma mientras se levantaba de la caja en la cual estaba sentado.

— ¿Un juguete? —.

— Si, es un chico de secundaria, aunque no sé qué les atrajo de él, parece sólo un estudiante normal — Declaró indiferente — Iré a afuera para tomarme un respiro, puedes venir si quieres —.

La mujer simplemente observó a su hermano caminar a la salida, considerando sí debía de ir con él, cuando algo atrajo du atención.

Desde la habitación a donde se habían ido los demás hombres se escuchaban golpes y gritos ahogados, mientras que de fondo estaban las burlas y risas de aquellos hombres.

Con leve curiosidad por lo que podrían estar haciendo se acercó al marco de la puerta, asomando un poco su cabeza, logrando ver a todos los hombres haciendo un círculo, rodeando a uno de los suyos y a alguien desconocido para ella.

— ¿Acaso quieres que te dé más fuerte? — Y otro golpe se escuchó seguido de un grito.

Se adentró a la habitación en silencio, haciéndose paso entre los hombres para ver qué era lo que ocurría.

Hubiera preferido ir con su hermano.

En el centro de la habitación se encontraba un hombre con lo que parecía ser una tabla de madera, y frente a él se encontraba un adolescente de cabellos anaranjados, y era el que más llamaba la atención debido a algo.

Aquel adolescente se encontraba completamente desnudo, con su parte superior acostada en una caja de madera, y con algo que parecía un palo de escoba puesto en su "entrada" y su retaguardia de un color morado, de igual manera, el resto de su cuerpo estaba cubierto por un líquido blanco y rojo, con varios moretones, cortadas y mordidas.

Además, al quedar directamente frente al adolescente, lograba ver un pañuelo en su boca amarrado por medio de una cuerda. sus ojos estaban cubiertos por una venda negra, pero eso no evitaba que no se viera su ojo morado y algunos moretones y cortadas en el resto de su rostro.

Era una imagen lamentable...

Éstos bastardos... —.

Sin importarle mucho tomó al primer hombre que vio más cerca suyo, sacándolo a rastras de la habitación.

— ¿Qué es lo que quieres niñata? — Preguntó el hombre con molestia al ser interrumpido su entretenimiento.

— ¿Dónde lo encontraron? —.

— ¿Eh? —.

— ¿Dónde encontraron a ese chico? — Preguntó con irritación mientras veía al hombre, sin inmutarse al ver la considerable diferencia de altura.

— ¿Yo qué voy a saber?, en la calle de los cerezos o algo así, yo no fui quien lo secuestró — Respondió mientras se cruzaba de brazos, sin entender mucho el por qué la aparente desesperación de la mujer.

"Se llevaron algo que me pertenecía, y quiero recuperarlo"

Repentinamente esas palabras dichas por el adolescente pelirrojo regresaron a su memoria como un balde de agua fría.

Después de unos segundos soltó al hombre.

Ella había logrado ver el odio y la desesperación de aquel adolescente desde el momento en el que lo vio. Es más, se podía sentir a kilómetros de distancia esa sed de sangre y venganza que envolvía al chico.

Ella y su hermano debían de irse rápido.

Ignorando la mirada confundida del hombre salió del edificio, caminando al fondo del callejón que era sólo iluminado por un foco en mal estado, y que era el lugar donde estaba su hermano fumando un cigarrillo.

— Tenemos que irnos — Declaró tomando a su hermano de uno de sus brazos, jalando su brazo para que lo siguiera.

— ¿Eh?, ¿qué es lo que sucede? — Preguntó sin entender — ¿Si sabes que el jefe no nos pagará hasta dentro de unos días, verdad? — Cuestionó.

— Nuestras vidas son más importantes que el dinero — Reclamó con voz desesperada.

— Hazle caso a tu hermana —.

Al escuchar es voz pero sin ver a nadie provocó que los dos hermanos se pusieran en alerta, sacando un cuchillo que siempre traían consigo.

— ¿Quién eres? — Preguntó la mujer viendo sus alrededores en alerta.

— No te preocupes jovencita, no soy quien tú crees — Respondió el dueño de la voz misteriosa viendo a los dos hermanos desde las sombras.

— ¿Quién eres y por qué debemos creerle? — Cuestionó el hombre con desconfianza.

— Soy alguien que puede matarlos a ustedes dos ahora mismo — Respondió con calma — Soy un ayudante, y ya debo de irme... una cosa más, sí no se van hoy nos vemos en unos días, pronto un desastre ocurrirá —.

Después de esas palabras, aquella persona no volvió a hablar.

— Tenemos que irnos — Dijo nuevamente la mujer — Nosotros... cometimos un error en aceptar este trabajo —.

Amor en la oscuridadWhere stories live. Discover now