Capítulo 3 - Mi otro yo

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¿Y sí en vez de fingir... Lo soy realmente? —.

Karma estuvo un tiempo en silencio, tratando de procesar su propio pensamiento, cuando finalmente llegó a una conclusión.

Sus lágrimas ya habían parado desde hace un rato y las que habían quedado ya se habían secado en sus mejillas, así que pasó sus manos por ese lugar. Se levantó del suelo, recogió su mochila y sonrió ligeramente de lado.

Él siempre fingió ser un demonio para que así no se metieran con él, pero nunca consideró la idea de dejar esa farsa.

— Si el mundo me quiere así, así será — Murmuró con una sonrisa y mirada apagada, comenzando a caminar a pasos lentos a su habitación.

Estaba harto.

Él nunca comprendió por qué el mundo lo trataba de esa forma, si no había hecho nada para merecer tal castigo en su pasado, así que...

¿Qué mejor que darle una buena razón para ese castigo?

Su mochila que una vez estuvo a su lado terminó en la sala de estar, mientras que él iba a su habitación, si quería cambiar, primero lo haría en su apariencia.

Se quitó su ropa húmeda por el agua, cambiando su camisa blanca de botón por una color de color verde oscuro, y su pantalón gris por uno negro ajustado con una cadena en el lado izquierdo, terminando por secar bien su cabello.

— Ellos me creían un demonio y no lo era, y ahora que creen que no lo soy, seré el demonio encargado de arruinar sus miserables vidas —.

Sonrió frente al espejo, donde se vio reflejado los cuernos del demonio en su interior, mientras que unas alas de plumas negras aparecían en su espalda. No le vendría mal tratar de ser aquello que siempre se negó a ser.

Tomando su teléfono y audífonos salió de su hogar. Estaba más que claro que no iría a la escuela ese día, así que al menos saldría un momento para tener un momento en soledad, para conocerse mejor y saber que era lo que ese demonio en su interior quería.

Entender que era lo que él realmente quería.

Caminaba por las calles de la ciudad viendo a los autos y personas pasar, cada uno en su mundo sin prestarle atención a nadie.

Hubo un momento donde el lugar perdió su color.

Las personas se volvieron de tonos negros, blancos y grises, igualmente no se escuchaba el ruido que estos provocaban, aunque el paisaje, incluyendo casas, cielo, animales y demás regresaron a sus colores originales. También sé escuchaban los cantos de los pájaros y los ladridos de los perros.

Ladeó la cabeza sin comprender que pasaba, cuando un nuevo pensamiento llegó a su cabeza.

Es mejor así —.

Al final terminó entrando a una peluquería que estaba por el lugar, y como era de esperarse, la mujer en el lugar estaba de colores negro, gris y blanco.

— Buenos días — Saludó una vez se adentró al lugar.

— Oh, buenos días — Regresó el saludo con una sonrisa amable — ¿Qué es lo que busca joven?, ¿un corte de cabello?, ¿un tinte ligero? — Preguntó acostumbrada a que los adolescentes que llegaban quisieran un cambio con su cabello.

— ¿Podría pintarme las puntas? —.

— Por supuesto — Respondió preparando la silla — ¿Qué color le gustaría más? — Preguntó haciendo señas para que se acercara.

— Negro — Sonrió ligeramente mientras se acercaba y se sentaba en la silla.

La mujer –muy amable a su parecer–, preparó el tinte y empezó con su trabajo, también sacandole cierta información al adolescente.

— Te comprendo, aveces es difícil tener que soportar tu pasado sin poder decirlo — Comentó con una ligera sonrisa — Aunque no siempre es malo, al ser sólo tú quien conoce tu pasado te convierte en la única persona capaz de aplaudir por tus logros, capaz de juzgar tus acciones. Porque nadie más puede hacerlo si ni siquiera conoce lo que tuviste que pasar para poder llegar a donde estás —.

Conforme la mujer hablaba, su color original regresaba a la vista de Karma.

Ella no era una amenaza.

Karma sonrió con tranquilidad en algún punto de la conversación, y una vez que la mujer terminó de teñir el cabello del chico le quitó aquella bata para que pudiera levantarse.

— Ya está listo — Anunció con una sonrisa.

El adolescente agradeció con la misma sonrisa, dando el dinero correspondiente para después irse del lugar, caminando de regreso a su hogar.

En el trayecto la música que salía del teléfono comenzó a hacerse más baja para después regresar a su tono original, así que sacó su teléfono para ver que era lo que ocurría.

Una no muy grata sorpresa le llegó, al darse cuenta que eran notificaciones de los mensajes de sus compañeros de clase y amigos, si es que así pudiera considerarlos.

Podrían comportarse lo mejor con él o simplemente ignorar su situación, pero esa misma mañana, a pesar de tener su mirada baja y su vista nublada por las lágrimas, pudo presenciar a su clase entre la multitud, y fue lo que más le afectó en cierto punto.

¿Por qué no me ayudaron? —.

Soltó un suspiro de cansancio, silenciando toda notificación que le pudiera llegar de ellos, y de ahí simplemente siguió con su camino para perderse en su propia mente.

No quería saber nada de nadie.

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¿Qué les pareció el capítulo? :3

Amor en la oscuridadWhere stories live. Discover now