Capítulo 19.

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Su sangre era como fuego mientras bajaba por la acera, corriendo a través de ella a tanta velocidad que hacía que su corazón quisiese estallar. Valentina y Lexa corrían detrás de ella; estaban hablando, llamándole, pero Juliana no podía entender lo que decían. Todo lo que podía oír era la voz de a Elías en su cabeza.

Fue Omar.

¡Omar! No sabía por qué carajos Omar querría atacar a su hermano, pero a partir de ahora oficialmente no le importaba. Él tipo iba a pagarlo; iba a conocer el dolor igual que Elías estaba sufriendo.

Unas fuertes manos se cerraron alrededor de su cintura, tirando de ella hacia atrás y deteniendo su movimiento. Se dio la vuelta, gruñendo a Valentina, que se mantuvo firme, pero levantó las manos en son de paz.

—Apártate de mí —siseó, amagando con alejarse de nuevo, pero esta vez Valentina se precipitó a rodearla, parándose en su camino.

—¿Qué vas a hacer, Juliana? No tienes ni idea de dónde está, e incluso si lo encuentras, ¿de verdad crees que Elías quiere que hagas esto? La policía lo está buscando; simplemente deja que ellos hagan su trabajo —Valentina le miró seriamente, Lexa asintiendo detrás de ella, pero Juliana sólo se burló de ellas.

—¿La policía? Los polis en esta ciudad son un chiste, tú más que nadie sabes eso, Valentina —señaló Juliana, intentando rodearla de nuevo, pero Valentina no se lo permitió, haciéndole gruñir de frustración.

Sabía que no sería capaz de rodearla si Valentina no quería que lo hiciera, por lo que se limitó a fulminar con la mirada a su novia.

—Puede ser, —admitió. —pero no deberías ir tras él por ti misma.

—Deberías estar con Elías —añadió Lexa, acercándose.

—Elías tiene a mamá y papá con él, está bien, y los medicamentos lo han noqueado por lo que no sabría si estoy allí o no de todos modos, —argumentó Juliana. —Valentina, me voy, no importa lo que digas, así que o prepárate para detenerme o sal de mi puto camino.

Valentina apretó los dientes, mirándole directamente a los ojos. Juliana le sostuvo la mirada, mostrándole que hablaba en serio.

—Val, si fuese Guillermo quien yace en esa cama, ¿qué estarías haciendo ahora? —Sabía que era un golpe bajo, pero era la única munición que le quedaba.

Tuvo el efecto deseado. Valentina exhaló un largo suspiro por la nariz, moviendo la cabeza ligeramente. —Voy contigo así que ni siquiera pienses en discutir conmigo sobre ello, y si intenta siquiera tocarte-

—Gracias —Juliana suspiro de alivio. No esperó un segundo más, rodeó a Valentina y se encaminó a la playa de los surfistas, escaneando la arena por alguna señal de su objetivo. Si Omar no estaba aquí lo intentaría en el Club, aunque dudaba que a Valentina se le permitiera la entrada.

—Realmente es protectora contigo, ¿no es cierto? —intervino Lexa, tratando a su manera de aligerar la atmósfera. No funcionó, por lo que agachó la cabeza y fue tras ellas.

El viento era fuerte, pero el aire era cálido y traía el olor salado del océano. La luz se iba desvaneciendo mientras el sol empezaba a ponerse, pero Juliana estaba demasiado focalizada para notar nada más allá de su rabia.

Justo cuando se acercaban a varias filas de tablas de surf clavadas en la arena, el viento trajo una fuerte discusión hasta ellas, y Juliana se detuvo, reconociendo dos voces familiares.

—Nayeli, ¿por favor? Eres la única-

—No, no quiero tener nada que ver con esto. Estás solo esta vez, Omar.

Deadline On LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora