Capítulo 6.

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Juliana fue directo a su habitación después del bombazo de sus padres, no quería estar cerca de ellos y sus mentiras. Además, era casi medianoche y se esperaba que se fuera a la cama.

Sabía que el sueño no iba a llegar fácilmente de todas formas. Su mente era un torbellino de pensamientos. Deseaba mucho ver a Valentina, pero no estaba segura de que iba a decirle. No podía imaginarse acercándosele y diciéndole, "Así que, mi padre dijo que mataste a tu hermano pequeño, ¿quieres decirme qué pasó realmente?".

Su cabeza era una bruma de ruido. Todo lo que sabía acerca de Valentina, junto con lo que su padre le había dicho se arremolinaba en su cerebro, pero simplemente no podía desenredarlo.

Sabía sin ninguna duda que Valentina era inocente, pero eso no cambiaba el hecho de que su amiga había perdido a un hermano. No podía imaginar lo que Valentina debía estar sintiendo, incluso considerar la idea de que algo podría sucederle a Elías le hacía sentirse terriblemente mal.

Se paseó por delante de la ventana mientras escuchaba morir la conversación de sus padres y con el tiempo como se iban a la cama. Sus ojos estaban clavados en el árbol de Valentina, simplemente deseando que la ojiazul apareciese para poder... bueno, no sabía qué, solo quería verla, tocarla.

Debía ser una hora más tarde cuando el resplandor ámbar apareció en la oscuridad, más atrás del árbol habitual de Valentina, escondida profundamente en la espesura. Juliana salió por su puerta en un instante, sin vacilación en su paso, pero con el corazón devastado.

Valentina echó un vistazo a su cara y maldijo, volviéndose a patear uno de los árboles cercanos.

—Lo sabes, ¿no? —preguntó, con la voz rota burbujeando con ira. —Sabes lo que dicen de mí —no era una pregunta, pero Juliana asintió de todos modos.

—No lo creo —dijo Juliana inmediatamente, pero Valentina no estaba escuchando.

—¡Hijo de puta! —exclamó Valentina, golpeando la palma de la mano contra el árbol, como si necesitara sacarse la furia de dentro y el árbol fuera la víctima más aceptable. Juliana no pudo evitar dar un paso atrás por la angustia en su voz.

Valentina volvió la cabeza por el brusco movimiento y entrecerró los ojos. —¿Tienes miedo de mí ahora? ¿Crees que te haría daño?

—No —fue la respuesta instantánea de Juliana.

Valentina no sonaba enojada, no parecía como si estuviera a punto de atacar. Sonaba desconsolada.

—Dime que no tienes miedo de mí. Tú no —suplicó, y Juliana se apresuró a acercarse, queriendo demostrar a la chica rota que no había miedo en ella. Alargó la mano hacia ella y fue como que si hubiese abierto la puerta y Valentina prácticamente se lanzase a través de ella.

Cogió a Juliana por la cara, las palmas sujetando cada lado para poder mirarla a los ojos y Juliana no tuviera más opción que permitírselo. Ella no se resistió y miró abiertamente a su amiga.

—No podría soportar que me tuvieras miedo —susurró, uniendo sus frentes, y Juliana pudo ver lágrimas mojando sus mejillas, —los otros imbéciles me importan un mierda, pero no tú.

—No te tengo miedo —le aseguró en voz baja, las manos aferradas en la chaqueta de Valentina, manteniéndola lo más cerca posible. —No creí toda esa basura que mi padre me dijo, ni por un segundo, ni una palabra.

—Nunca lo toqué —sollozó Valentina y Juliana asintió.

—Lo sé.

—Nunca te haría daño.

—Lo sé.

Los labios de Valentina se estrellaron contra los suyos, las manos sosteniendo sus cabezas juntas con desesperación. Los labios se movieron contra los suyos, rápidos y ansiosos, y Juliana se sintió abrumada por la oleada de sensaciones que le inundó.

Deadline On LoveWhere stories live. Discover now