Capítulo 15.

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Estaba poniéndose su sudadera y zapatillas de deporte cuando Lexa entró en su habitación. Su amiga parecía un poco contrita ya que Juliana le había ignorado casi por completo durante la cena, la tensión entre ellas había afectado al ambiente general en la mesa.

Elías le había enviado una mirada inquisitiva, pero Juliana había sacudido la cabeza, no quería involucrarlo.

—¿A dónde vas? —preguntó Lexa cuando terminó de prepararse y se dirigió hacia la puerta.

Juliana no se detuvo, abrió la puerta y salió fuera. —Voy a ver a Valentina —le dijo, la voz dura, esperando a que empezara la discusión.

—¿Quieres que te acompañe? —dijo Lexa sorprendentemente.

—¿Qué? No. Quiero pasar algún tiempo a solas con ella.

Lexa puso una expresión preocupada, pero asintió y se dirigió regreso a la casa. Se detuvo justo ante la puerta del dormitorio de Juliana y volvió la cabeza.

—Sólo ten cuidado, Juli —dijo en voz baja.

Juliana tragó saliva y asintió, mirando a Lexa irse antes de deslizarse en la noche y abrirse paso con facilidad a través de los árboles.

No tardó mucho en acercarse a la playa, la emoción vibrando a través de ella. Se preguntó si Valentina ya estaría allí. Esperaba que sí, podría volverse loca si tenía que sentarse y esperar a que apareciera.

No tenía que haberse preocupado, antes de que pudiera llegar a la línea de los árboles Valentina salió a su encuentro y prácticamente la asaltó. Labios y lenguas luchando contra los de la otra, mientras las manos de Valentina comenzaban a tirar de su ropa.

—No puedo creer que no haya estado a solas contigo en tres días —gimió Valentina mientras tiraba de la sudadera de Juliana por encima de su cabeza, la suya siguiéndola inmediatamente después.

Todo iba tan rápido que la cabeza le daba vueltas, pero no había nada en la tierra que le hiciera detener a Valentina. El poder que su novia tenía sobre ella era asombroso, y enviaba sacudidas de excitación a través de su sistema nervioso.

Se encontró girando en redondo y presionando la cara contra el tronco de un grueso árbol, la boca de Valentina chupando sus nuca mientras sus dedos se ocupaban de desabrocharle los jeans y empujarlos hacia abajo junto con su ropa interior.

—Te deseo, Juls. Aquí mismo, así. Contra este árbol —gruñó Valentina en su oído, con una mano rodeada de la humedad de Juliana mientras que la otra presionaba un dedo en su entrada, sondeando suavemente, y Juliana se estremeció ante la sensación.

No pudiendo encontrar las palabras para aceptar el plan de Valentina, todo lo que pudo hacer fue empujar contra su mano, gimiendo fuertemente cuando su cabeza golpeó contra el árbol frente a ella.

El dedo de Valentina desapareció por un momento, y cuando volvió estaba untado con lubricante.

—Siempre vienes preparada, ¿verdad? —resopló Juliana, callándose de pronto cuando el dedo de Valentina entró en ella, presionando muy dentro

Valentina simplemente gruñó en su oído, mordiéndole el lóbulo y presionando otro dedo dentro. Cuando Valentina apretó contra ese punto mágico en su interior, Juliana gimió fuerte, el calor enrollándose imposiblemente rápido en sus entrañas.

—Val —jadeó. —No voy a aguantar mucho.

—Bien —murmuró Valentina suavemente contra su mejilla, lamiendo su piel. —Me encanta cuando te corres, quiero verte llegar sólo con esto.

La mano de Valentina se apartó de sus muslos, y Juliana se quejó por la pérdida, pero los hábiles dedos seguían presionando sin descanso contra su entrada y podía sentir su clímax formándose rápidamente.

Deadline On LoveWhere stories live. Discover now