sempiterno - 2/?

3 0 0
                                    

Releo tu último mensaje una y otra vez, y aún no logro entenderte. Creo que jamás lo hice ni voy a hacerlo. Me hablabas tan claro, pero las señales eran siempre confusas; corrías hacia una dirección, y tus palabras hacia el lado contrario. Con el pasar de los tiempos fue algo a lo que me fui acostumbrando, pero no significa que nunca haya dolido, sólo que te tenía como prioridad, por encima de mí misma. No fue la primera vez que me haces esto, pero siempre intento pensar que tal vez yo pude haber hecho lo mismo. Pero no, tengo muy clara mis intenciones con quienes aprecio y jamás iría a dañarlos sólo porque puedo, siendo completamente consciente de cómo van a sentirse luego. Te escribí un poema hace tres inviernos, hablaba de cuánto me dolías por reír con quienes me dañaban y luego hacer la vista gorda. Es que todo estaba tan claro, hubieses sido un amor fallido y en este momento no me sentiría como me siento ahora. Porque me arrepiento de haberlo dejado pasar, me arrepiento de no ponerme a mí primero, y me arrepiento de haber confiado, porque ibas a terminar decepcionandome. Porque te puse en un pedestal y no valías nada, me avergüenza pensar que minimicé mi propio bienestar para ponerte por encima, e idealicé una versión que no existía; porque ya me hiciste esto antes. Me arrepiento de haberte conocido, y si tuviese la oportunidad de volver el tiempo atrás y no haber aceptado ese abrazo en aquella plaza, créeme que con gusto la tomaría.
En estos momentos no siento tristeza, es confunso, son muchas emociones que no puedo sacar de mi pecho porque no sé explicarlas. Una vez me vi reflejada en un viejo amor al decirte que me decepcionabas, y me arrepientí tanto porque juré nunca ser así. Y me odié, a veces pienso en eso y sigo sintiéndome mal, porque nadie merece ser tratado como él me trató a mí. Y creo que ahora sí estoy segura de mis palabras, y puedo decir que me siento decepcionada, porque veía potencial y creí que podrías llegar a ser una mejor persona. Hoy puedo ver que no fue tan así, que siempre fuiste el mismo aunque me hayas dicho una y otra vez que cambiaste y te consideras alguien mejor. Porque te importa poco dañar a los demás si es para mantener una buena imagen frente a tus amigos. Y no creo que puedas negarlo, porque me lo demostraste en más de una ocasión. Y si tal vez seas una buena persona y el problema sólo fue conmigo; me gustaría decir que me siento asqueada, porque sólo tuve buenas intenciones y lo sabes.
Y mientras me calmabas haciendo que confíe y te cuente lo que más me dolía, hablabas a sus espaldas tratándolo de inmaduro. Eso también dijo mucho y traté de ignorarlo. Y sí escuché demasiado, tantas son las veces que me dijeron que ya no eras esa persona que conocí (Porque yo siempre vi la mejor versión, la que censuraba todo lo que me dañaba). Intenté callarla por ser muy joven para ahondarse en la personalidad de los demás, y a ellos por no conocerte como yo lo hacía. Y al pensar en eso me avergüenzo, soy ridícula porque confié y terminaste siendo todo lo que escuché y defendí tanto. Me río de mí misma por sentirme así, porque pude haber prevenido todo si no daba una segunda oportunidad aquella vez, me arrepiento todo el tiempo de lo que fuimos y del tiempo que perdí. Creeme que te odio tanto, espero que jamás vuelvas a cruzarte en mi vida. No sé quién seas hoy, o quién fuiste cuando te conocí. Pero espero jamás saberlo.

ᵀᵃᵘᵗᵒˡᵒᵍⁱᵃˢ ᶠᵘⁿᵉᵇʳᵉˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora