Inquietante Serenidad

Una inminente caída

Denny Cowlser

(Capítulo 8)

Respiro con pesadez mientras escucho a mi padre discutir con Desmond, un gran guerrero de nuestra manada que acaba de trasladarse del Sector Este, lugar en donde lo asigné un tiempo al mando.

Masajeo mis sienes, harto de tantas horas de reunión, pero no me quejo porque preparar todo, lo más antes posible, es necesario. Obviamente, no le quita lo agotador.

Desde que Kora mencionó lo de Le Pulkya Repriet, la manada ha estado en constante movimiento. Muchos, como Desmond, atribuyen la inestabilidad del pueblo y la tensión de guerra a Yunuenko, alegando que, si ella no hubiese puesto un pie aquí, nada de esto estaría pasando. Pero, así como hay algunos culpabilizándola, hay otros que ven su llegada como una señal de bien, porque si no hubiese sido por su intromisión, nunca nos habríamos dado cuenta del nivel tan bajo de organización que tenemos en caso de tener que defendernos. Ya sea del enemigo que trajo consigo Kora o de cualquier enemigo que hubiese aparecido con el tiempo.

— ¡No hay forma de que lleguen a tiempo, Señor! Sólo podemos contar con los del Sector Sur, no podemos permitirnos bajar los números en los sectores del frente. Ese aquelarre vendrá del Norte o por los laterales, y sé que el objetivo de estas perras es la Central, pero eso no quita el hecho de que antes van a tener que atravesar las zonas limítrofes, no sabemos si solo vendrán por nosotros o si involucrarán a toda la manada. ¡Los soldados de esas zonas deben permanecer allí! Nosotros tendremos que arreglárnosla solos mientras esperamos a que lleguen Nika y sus soldados del Sur —argumenta Desmond con enfado.

Concuerdo en gran medida con él, no me agrada nada de la situación, pero, pese a que lo que dice se oye mal, no le quita la razón. Estamos solos.

El aquelarre Zuwnko está formado mayoritariamente por brujas guerreras y se sabe en todos los territorios del gran poder táctico y militar que poseen. El clan lleva fundado y establecido hace décadas... y nosotros aún somos una manada en crecimiento.

No es algo malo, claro, pero hay una gran diferencia entre estar creciendo y organizando los nuevos territorios conquistados, como es en nuestro caso, y entre haberse expandido y establecido hace muchos años, como es el caso en el aquelarre de Kora. Ellas ya tienen su territorio trazado, saben sus puntos fuertes y débiles; nosotros aún estamos estableciendo los límites del resto de las zonas.

Así que sí, no podemos permitirnos debilitar ningún Sector, exceptuando el Sur, que no cuenta con enemigos de ese lado. Lo único que nos queda es confiar en que aguantaremos hasta que lleguen a ayudarnos; si es que las Zuwnko nos atacan directamente y esquivan a los otros Sectores del frente, lo cual sería bastante malo para la Central que, prácticamente, casi no cuenta con soldados.

Cuadro los hombros, me siento entumecido y tenso, nunca me ha agradado pensar en métodos de defensa. Mi padre sí lo ha vivido, pero a mí nunca me tocó estar de este lado de una batalla; papá maneja un poco la situación justamente por eso mismo, él, cuando yo aún era pequeño, tuvo que defenderse muchas veces de la manada de los Khalgari y recién cuando fui mayor se planteó la idea de atacarlos cuando le propuse la idea y el plan de ataque. Luego de eso ya la situación cambió drásticamente, como bien recuerdo, al comenzar bajo mi mando a eliminar a las manadas abusivas.

Unas horas más tarde suspiro por milésima vez, ya hasta me molesta la garganta de tanto estar debatiendo, delegando e impartiendo órdenes y posiciones. Joder, justo, de entre todos los clanes, manadas y pueblos, debíamos tener problemas con uno de los más peligrosos. Vamos, que nosotros también lo somos, por ello nuestro territorio, ejercito y riqueza es tan grande y contamos con muchos acuerdos, pero ellas nos superan por más pese a sus nulos aliados. Y, para qué mentir, me asusta un poco lo que pasará con mi pueblo. Estoy, más que nada, preocupado por el bienestar de ellos.