C a p í t u l o 17

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Llego a la esquina y doblo hacia mi izquierda, el cuerpo tensándose con cada paso que doy. A lo lejos veo a Rayco quien es el primero en notarme llegar. Lleva puesto una de esas prendas raras que anoche descubrí, esa que está como unida y forma casi una segunda piel, es de color negro y se ha puesto un largo saco grueso y peludo del mismo color que no se gasta en abotonar, además de la insignia dorada del clan cerca del pecho. También porta una mochila igual que la mía en uno de sus hombros.

Observo como infla el pecho, irguiéndose y levantando el rostro en una pose orgullosa mientras me ve llegar. A su lado veo como los seis guardias de Denny, que vendrán con nosotros, observan mi vestimenta con ojos bien abiertos. Todos están vestidos como Rayco, completamente de negro, pero ellos llevan armas a la vista a diferencia del brujo que, probablemente, debe tener una gran cantidad oculta bajo la ropa.

Junto a ellos hay cuatro desconocidos, sus uniformes sí los recuerdo muy bien. Nunca fueron de usar muchas capas de ropa, pero siempre fue de colores rojos. Les sobra y basta con utilizar gruesos pantalones anchos con remeras sin manga, dejando sus hombros al descubierto para lucir la marca de su clan en ese sector de piel: un lobo rojo en llamas, aullando y exponiendo su cuello.

Me miran con atención, el reconocimiento reluciendo en sus ojos y luego también los recuerdo. Son los emisarios oficiales de Rafael, ellos cuatro eran los que siempre me entregaban los mensajes de él años atrás. El más alto de todos, quien me observa con su mirada en llamas, abre la boca y se adelanta un paso en mi dirección, pero se detiene en cuanto me ve mover la cabeza disimuladamente hacia un costado.

Inteligente como es, entiende al instante mi señal y vuelve a su lugar, la confusión brillando en sus ojos. El pelo rojo de un tono sangre se balancea sobre su frente, el viento fuerte despeinándolo aún más y depositando pequeños copos de nieve en él dejando, también su piel, ligeramente morena, con un sonrojo producto del frio.

Desvío la vista de él en cuento noto como, en el centro del grupo, un gran e imponente hombre gira a verme. Aun faltan unos metros para alcanzarlos, pero desde lejos veo perfectamente como Denny no me quita los ojos de encima.

Oh, y su mirada...

Me quita la respiración en un pestañeo.

Si Rayco me miraba orgulloso, Denny lo hace de una forma que simplemente no puedo explicar. Hace que me tiemblen las piernas y me sonroje, tomándome por sorpresa.

Me recorre de arriba abajo con tal precisión y sentimiento que me tiene abriendo los labios para tomar aire. Y yo también lo repaso con atención.

Claro que lo hago.

Porque, no solo se ve malditamente imponente y varonil, sino que además luce aun mas sensual, firme y autoritario. Luce como un líder.

Como un Alfa.

El uniforme, parecido al de los guardias y Rayco, se amolda absolutamente a cada musculo de su cuerpo, pero la negra pieza de pelaje que lleva sobre él lo hace ver impresionante. Es una pieza igual a la que yo tengo, pero, a diferencia de la mía que tiene una sola parte que atraviesa el frente, la de él forma una cruz de sus hombros a la cadera. No lleva armas a la vista tampoco y su insignia la lleva justo sobre su corazón.

Suelto el aire que estoy reteniendo sólo cuando el desvía abruptamente la mirada de mí y la dirige hacia abajo, donde Mako se ha estrellado contra sus piernas para saludarle. Se agacha para sostenerlo en su gran brazo y lo acaricia con la otra mano, recibiendo lengüetazos en lo que yo me aproximo.

De cerca me percato de sus mejillas y labios sonrojados, los alrededores tan blancos contrastando por completo con sus oscuras ropas y cabello, pero sus ojos verdes hoy se ven claros y brillantes.

Inquietante SerenidadWhere stories live. Discover now