39

4 0 0
                                    

El día pasó con normalidad, aun que estaba de los nervios, ¿cómo le cuentas a tu padre que vas a ser madre con casi veintidós años? Aún más sabiendo que jamás he tenido instinto de ser madre, no es algo que me haya replanteado y menos en estos momentos.

No puedo negar lo que me hace sentir: evidentemente miedo.

No iba a ser criado como Hunter o yo ni mucho menos, y solo vendríamos aquí en festivos y ojo, no es que mi ciudad natal me desagrade, pero no es un ambiente en el querría criar un crío, es demasiado tóxico, demasiado hostil, demasiado agresivo.

Ayudé a Andrea a poner la mesa mientras mi padre y Ariel acababan de poner la comida, Hunter jugaba con Leviatán, era una escena bastante surrealista si lo viera Olivia de hace tiempo.

Nos pusimos a cenar carne asada con patas al horno, estaba todo demasiado bueno, bebía agua en vez de cerveza o vino, me miraron extrañados, pero no sabía cómo iniciar este tipo de conversaciones, mi lado impulsivo quería hacer como lo hizo con Hunter, ¿pero acaso no era este un momento importante?

Se me mezclaban muchas emociones en mi interior, debía hacer caso de los consejos del Doctor Lion, coger las emociones una por una e ir identificándolas para que mi mente no se liara, pero era tan difícil porque ahora mismo tenía muchas y se enredaban entre ellas.

Llevaba pasándome muchos años, por ello acudía a terapia y creo que nunca dejaría de ir porque era algo demasiado sano en mi vida, me costó deshacerme de muchas cosas de mi vida pasada que eran tóxicas.

Dejé las armas cuando mi pasamiento favorito era coger la M16 e irme al campo de tiro a disparar sin ton ni son, a llevar dagas y cuchillos en mis botas, escondidas en los pantalones o en el fondo de la taquilla, incluso estaba fumando menos que antes.

Ya no conseguía las cosas a base de amenazar con clavarle un cuchillo en el muslo a nadie, la vida fuera de Mayfield era distinta y supongo era lo normal, aquí las leyes iban como iban, los policías estaban de adorno y la gente que no quería formar parte de las bandas se iba en busca de una vida mejor.

Pero la vida es distinta cuando naces en la cuna de una banda, cuando naces sabiendo que vas a ser la próxima en liderar aquello, en montar estrategias y mover fichas, en disparar con determinación, acuchillar sin miedo, cuando entras en una banda (naces fuera de ella), es por decisión propia e incluso naciendo en la banda, pero sin ser parte de la familia principal o familia de la mano derecha del líder, tienes oportunidad de abandonarla.

Yo en teoría no la tenía, no tenía mucha decisión de futuro y quizá eso también me amargara un poco porque sí, me criaron como me criaron dentro de ese mundo, pero yo solo conocía eso, hasta que alguien te hace replantear si realmente eso es lo que quieres en un futuro y teniendo en cuenta mi salud mental todo era más caótico.

Irme de allí quizá fue una de las decisiones más fáciles, pero más duras a la par, el lugar donde te has criado, donde has querido por primera vez a alguien e incluso donde has perdido a alguien, una ciudad donde no hay apenas leyes ni condenas por las cosas, donde amor y odio van mezclados entre sí para llegar a la venganza, donde cuando quieres conseguir algo debes ir armada y preparada.

Cuando me fui de Mayfield y vi un pueblo con leyes, con policías que detenían a alguien si robaba o si llevaba un arma encima (aunque vivíamos en un sitio muy tranquilo, había policías patrullando), donde la gente se ayudaba mutuamente, el clima era muy muy frío, pero convivías como una persona normal, en una vida normal (dentro de lo que cabe).

El pasado no puede cambiarse, el pasado te ha marcado en el presente y el presente ha de servirte para que marques tu propio futuro.

Yo no quería que mi vida futura fuera como mi pasado, quería una vida tranquila, hacer fotos, andar, irme a una cafetería y poder tomar algo tranquila sin tener ojos en la nuca, sin llevar una pistola en el sujetador.

EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora