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Sonó el móvil de Hunter sobre las cinco de la mañana, me desperté por el sonido mientras él cogía la llamada, era Ariel.

―Ariel, son las putas cinco de la mañana ―decía con voz ronca y puso el altavoz.

―Hunter, Olivia, que sé que me escuchas, ha habido con problema con Levi ―dijo Ariel apresurado.

Hunter y yo nos miramos, no hicieron falta palabras, me estaba poniendo el sujetador, el vestido, las botas, todo, empezamos a vestirnos mientras teníamos el altavoz puesto.

―¿Dónde nos encontramos? ―dijo Hunter.

―Estoy en casa de Olivia, no preguntéis fue el único sitio seguro ―dijo Ariel―. Hubo una redada de Malcolm y Levi ha desaparecido, han desaparecido un par de personas más creo, no he llevado la cuenta, pero Levi fue el primero.

―En seguida vamos ―dijo Hunter.

Me fallaban las piernas, me fallaban mucho.

―¿Tienes pistola? ―me dijo Hunter acabándose de vestir.

Asentí, porque fue lo único que pude hacer, me colocó las manos en los hombros y me miró.

―Vamos a encontrarlo Olivia, lo juro, juro que vamos a encontrar a Levi ―me dijo mientras veía como mis lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

Bajamos del árbol, subiendo de nuevo la escalera y cerrando bien la trampilla, me puse la chupa que tenía guardada en la moto.

―Agárrate a mí, pero no sueltes la pistola, no creo suceda nada, pero hay que prevenir.

Me cogí a él, mientras me sentaba de lado en la moto y arrancó a toda prisa, llegando en un momento a mi casa.

Entramos sin avisar, coloqué la llave y abrí la puerta, la primera imagen, fue ver a mi padre hablando por teléfono y muy nervioso (Levi era como otro hijo suyo), Ariel andando por el salón de un lado a otro y luego estaba Kayn y otro de los chicos de mi padre, Otis.

―Voy a ponerme algo más cómodo, ¿os traigo algo más cómodo? ―dije mirando a Ariel y Hunter.

Asintieron mientras subían conmigo a la habitación.

Rebusqué en un cajón donde había pantalones de chándal de Levi y un par de sudaderas suyas, se las dejé en la cama.

―Siempre tengo ropa suya aquí, igual que tengo ropa mía en su casa, por si os lo preguntabais.

Cogí yo mi ropa y me metí dentro del baño, me puse unas botas cómodas y un pantalón cargo negro, cómodo y útil para guardar armas, un top de manga corta verde oscuro y encima una sudadera grande con capucha negra.

―Todo muy darks ―dijo Ariel mirándose, supongo para quitar el hierro al asunto.

No dije nada, los miré y acto seguido abrí mi armario para coger la M16, la cargué, cogí balas de sobra, atadas a la cintura del pantalón (no se veían por la sudadera), coloqué un par de dagas en una de mis botas y en la otra bota dos cuchillos de combate Tactical.

―¿Tenéis armas? ―dije secamente.

―Lo básico ―dijo Hunter mirándome.

Abrí la parte honda de mi armario, donde guardaba todas las armas.

―Tengo dos Ak-47, dos Glock G19, algunas dagas... ―dije haciendo inventario.

―Pasa un Ak-47 para mí y las dos pistolas para Ariel, danos un par de dagas a cada uno ―decía Hunter.

Empecé a pasarle todo lo que decía, junto con las balas correspondientes a cada uno.

Sin decirles nada, bajé apresurada las escaleras, encontrándome a mi padre hablando con Kayn y Otis, con cara de pocos amigos.

EL DIABLO TAMBIÉN VISTE DE SEDA || Bilogía DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora