Capitulo 11

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Kennedy Maserati

Los pies me temblaban, pero trataba de simular lo más posible. Ya tenía la idea de que alguien quería hacerme daño, pero nunca se atrevieron a entrar a esta casa.

Era curioso, nunca había sostenido un arma y sin embargo me temblaba todo menos las manos. Hades fue deshaciéndose de cada hombre que veía el solo sin necesidad de usar armas. Era increíble, su manera de manejar cada situación.... era increíble. Aplicaba técnicas que hacían que su oponente perdiese el conocimiento para luego romperles el cuello.

Cruzamos la sala y llegamos a la cocina para encarar a otro hombre con el rostro cubierto, Hades le quito el arma y bruscamente estampó su rostro con la isla de la cocina, ¡fue tan agresivo que hasta a mí me dolió!

— ¿Quién era tu objetivo? — pregunta Hades al tipo, pero este no quería responder y Hades volvió a estrellar su rostro más duro en la isla.

— BIEN! D-detente por favor. ¡Hablaré diré todo! — Dice al fin — Me enviaron por ella.

Hades lo noqueó y el tipo calló al suelo. — Lo mataste?

— No.— Responde y se dirige a la estufa y empieza abrir las hornillas y el ornó. —Donde hay gasolina?

— En el garaje... para que lo quieres? — pregunto, pero este no contesta y fue hacia el garaje, segundos después a aparecer con la gasolina y empieza a tirarlo en el piso. — Qué diablos haces?!

Me ignora y fue a cada cuerpo que mato y se los hecho encima. — ¡Hades!

— No podemos irnos y dejar esto así!

— Porque no? La policía que se encargue.

— Si lo hacen sabrán que estuve aquí y créeme no nos beneficiaría en nada.

— Es mi casa, por favor, ¡Hades! — Suplicó. Esta es la casa donde está todo lo de mi madre. Aquí crecí. Pero a este le vale madres.

— Vámonos. — Dice terminando y tomándome la  muñeca. Las lágrimas se me salían.

Nos subimos al coche y nos alejamos lo suficiente. Hades me quita el arma y vuelve a guardarla. A lo lejos veo como la explosión se hace escuchar. Les juro que el corazón se me paralizó por unos momentos. — No te lo voy a perdonar. — digo con las lágrimas bajándome y con ira.

— No me interesa que lo hagas.

¡Mierda!

— Detén el auto! — exijo, pero no lo hace. — Dios.... Detén el maldito auto Hades! — grite y luego lo hace. Me salgo del auto y me percato que estamos en una carretera solitaria.

Necesitaba respirar hondo, coloco mis manos en mi cabello desordenado en modo de frustración. Trato de respirar hondo para dejar de llorar pero es inútil. Todas las emociones iban consumiéndome en aquel momento. Hasta que siento las manos de Hades en mi ante brazo.

— Oye...

— Iré contigo, pero...... solo déjame.... — Las palabras ni siquiera salían en su totalidad, el aire me estaba faltando.

— Era necesario.

— Quizás.... pero para mí no lo era.... ¿Acaso no lo entiendes? Todo lo que tenía estaba en esa casa, mis recuerdos con mama. ¡Dios! Ni siquiera se dónde están Ian y mi padre.

El abismo de Hades: El regreso de un Rey. Ⓒ Where stories live. Discover now