Kenia

818 131 89
                                    

Solo tengo una cosa que decir...
No soy una buena persona.
Y no quiero serlo.

Sufrí por muchas cosas en mi niñez, y las recuerdo como heridas que nunca cicatrizan en la piel.
Arde, duele y te frustran.

Crecí con esa mentalidad con las personas alrededor de mi, no podía confiar en nadie, por que cuando uno lo hace, sale herido.

Y el primero que me hizo daño, fue Inglaterra, y no recibió ningún castigo por lo que me hizo.

Los británicos, son hombres crueles. Llegaron con todo lo que tenían, nos sometieron, nos humillaron, nos golpearon, nos separaron de nuestras familias, muchas cosas de las que no quiero hablar, por que me duele cada que lo recuerdo.

- Que la chica venga con nosotros un minuto - Inglaterra le pidió a sus hombres, ellos me arrastraron, mis rodillas sangrando por las piedras que me rasguñaban.

- ¡SUELTENME! - Les grite, intentando morderles.

Plante mis pies en la tierra, deteniéndolos con toda mi fuerza, haciendo que ellos tropiecen. Tome mi lanza y me aventé hacia Inglaterra, estaba decidida a darle Justo en el corazón y sacárselo.

Pero un disparo en la espalda me hizo caer de rodillas, me tome el pecho desnudo del dolor, haciéndome bolita mientras me retorcía de dolor.

Me volvieron a tomar, llevándome a donde a Inglaterra me sometería.

Primero me dijo que mis pechos al descubierto lo incitaba a muchísimas cosas, pero que no haría nada por mi tono de piel. Pero los otros hombres... los otros hombres no les importaba eso en las demás mujeres.
Las utilizaron como quisieron, las desgarraron, las mataron.
Yo solo podía observar como quemaban todo, mataban todo, violaban todo a su paso.
Y yo, encadenada de manos, piernas y cuello, solo podía mantener la frente en alto y llorar en silencio.

- Vámonos - Inglaterra me jalo de la cadena.

- Monstruo - gruñí - Eso es lo que eres y yo no sigo órdenes de una bestia.

- Tu eres la bestia - me regreso con una mirada prejuicios a - Lo único que te hace menos bestia es tu estatus.

- ¿Que estatus? - seguí enojada.

- Eres un traductor, por lo tanto no puedo matarte, por eso deberías de considerarte afortunada - me jalo de la cadena y empezó a caminar.

- NO ME IRE A NINGÚN LADO - jale de la cadena haciendo que me vea - MATASTE A MI GENTE, Y NOS TIENES COMO TUS ANIMALES ATADOS CON UNA CUERDA.

- ESO ES LO QUE SON, ANIMALES - me jalo más fuerte, haciéndome tropezar - MUÉVETE YA.

Me tuvo caminando, día y noche, sin tomar agua, mis pies sangraban, mis ojos estaban cansados, miraba a mi gente como sufría, como caía de rodillas y moría y yo no podía hacer nada.

Estaba furiosa, estaba triste, estaba cansada, quería morir junto con ellos.

En una de nuestras paradas, Inglaterra me dio agua, quería rechazarla, quería escupírsela en la cara, pero moría de sed, no pude contenerme y tomé como una gacela en un desierto.
Mis ancestros se hubieran retorcido en su tumba por la escena tan deplorable en la que estaba metida.
Más por que no batallé.
No tenía fuerzas para hacerlo.

Recuerdo bien cuando el museo de Inglaterra colgó mi imagen, en la que tomaba agua de la mano de Inglaterra, en su galería.
Se me revolvió el estómago, quería vomitar, tirar todo, romper todo y gritar.
Pero me mantuve firme, viendo la imagen con la frente en alto.

Esa pobre niña, había muerto en ese momento.

Bueno, eso fue hace muchísimo tiempo, lo que es de mi ahora, para toda la gente es un misterio.

Me dedico al boxeo profesional, pero del tipo ilegal, al que la gente apuesta. Todos van enmascarados, hasta los boxeadores, así que no tengo problemas con que ONU venga a regañarme por alterar la moral y el orden.

Es el año 2007, termine una de mis peleas, perdiendo terriblemente. Regrese al hotel donde me quedaba a pasos lentos, suspirando y pensando en todo lo que había hecho mal esa noche.

Escuché pasos detrás mío y me detuve, no estaba para bromitas.

- Quien sea que esté ahí, salga antes de que me enoje y vaya por ti - me voltee.

Vi a CIA, el invento de Estados Unidos a unos pies de mi. Ver a esa mujer nunca es una buena señal.

- ¿Tú qué haces aquí? - puse mi bolsa en el suelo.

- Vamos Kenia, no hagas esto más difícil de lo que ya es - Ella suspiro.

- ¿¡Que me harás?! - me puse en posición de combate - Yo estoy lista, adelante.

De la nada sentí una ligera punzada en mi cuello que hizo que todo mi cuerpo se inmovilice, mis brazos y piernas cayendo como fideos.

Mire de reojo a FBI que me cargaba del cuello como a un gatito.

- Hijos de puta - suspire.

CIA me tapo la boca con un paño, y mis ojos se cerraron, cayendo en un sueño profundo.

Este será el principio de otro conflicto en mi vida, de una nueva cicatriz en mi piel, lo veía venir.

Representantes Where stories live. Discover now