Imperio Bizantino

959 120 43
                                    

Miré detrás mío, viendo todo el palacio de imperio romano desmoronarse con el terremoto, todos los guardias morían en el instante, y la gente gritaba desesperada.

Poco a poco el terremoto se fue desvaneciendo, al igual que los gritos.

Mire a todos lados muy confundido, no se que acababa de pasar. Bueno si se, El Imperio Romano estaba muerto.

Escuché los sollozos de la chica que había sacado del palacio. Seguía entre mis brazos, llorando desconsolada mientras se abrazaba a sí misma.

Mire de nuevo al frente hacia el palacio y luego a ella; ella era la que tenía el cuchillo, seguro mató a Imperio Romano. No sabía por qué razón, pero me daba pena verla llorar.

- Shh, calma - la arrulle en mis brazos - Tranquila, todo está bien.

Poco a poco dejo de llorar, pero yo no podía quedarme aquí, no sabía que otra cosa podía pasar.

El terremoto fue muy fuerte, tanto que había partes del suelo que se habían abierto.
Tuve que rodear o dar enormes saltos para pasar.

- ¿Puedo preguntar qué pasó ahí dentro? - baje la mirada a la chica.

- Se volvió loco - sollozó - Ya no era el mismo.

Asentí, mirando al frente a un hueco que tenía que saltar

- ¿Puedo preguntar su nombre?.

-.... Egipto - suspiro.

¿Egipto?, la mismísima Egipto estaba llorando en mis brazos. No sabía como sentirme al respecto, digo, se sentía raro por que me mojaba toda la prenda y estoy seguro que se secó la nariz también pero estaba confundido.

- Soy Imperio Bizantino - me presenté - Creo que te cuidare un buen rato.

- NO - me quizo empujar lejos - NO PUEDO SOPORTAR A OTRO IMPERIO.

- EY EY EY - intente calmarla - Cálmese por favor.

Dejo de batallar después de unos minutos, echándose de nuevo a llorar en mi pecho, mojando mas mi prenda.

Definitivamente no se como tratar a una mujer.

Llegue a mi hogar, el temblor se había extendido hasta mi territorio. Todos los guardias estaban abrumados, cuando me vieron llegar se acercaron a preguntarme qué pasaba

- Imperio Romano está muerto - Les anuncie, todos suspiraron en shock - Necesitamos movernos, no se cuantos terremotos más vendrán, todo esto fue por su muerte.

- ¿Y la chica, jefe? - uno de los guardias apuntó a Egipto.

- Es nuestra invitada, tratémosla bien, ¿de acuerdo? - Les pedi firmemente girándome de regreso a Egipto que estaba echa bolita en mi pecho.

Todos asintieron, acompañándome a mi hogar.

Cuando entre, acomode a Egipto en una cama, para mi sorpresa ella estaba dormida.

- Damita - le toque la mejilla para confirmar que estaba dormida.

Tenía la nariz rojita y los párpados cansados. Seguro fue un día duro para ella.

Me levante, yendo a cambiar mi prenda llena de tierra y acostándome en el suelo.

Al día siguiente, yo fui el primero en levantarse, me dolía la espalda por dormir en el frío suelo. Me senté sobándome el cuello y la espalda.
Mire a mi costado a Egipto, que seguía dormida.

- Ey... despierte - le toque la mano.

Ella abrió los ojos lentamente, el rayo de luz que entraba por mi ventana le da en la cara. Sus ojos eran color verdes como el río Nilo. En cuando me vio, se aparto rápidamente cubriéndose con la manta.

Representantes Où les histoires vivent. Découvrez maintenant