Fem!México 3

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Después de una junta con Alemán, que terminó bastante bien a mi parecer, por fin las mujeres podrían votar en unos meses.

Exhale alegremente, otra vez había logrado algo por mis ciudadanos.

Ahora me tocaba ver a Colombia que estaba aquí para unos "negocios".

- Deberías de dejar este trabajo, es malo para ti - la mire preocupada.

- Ay nena, no tienes ni idea - Colombia susurro mientras fumaba - Esto es lo único que me sostiene.

Un poco de contexto sobre esto, los representantes latinos no tienen derechos desde 1920.
Quizás les parezca sorprendente, pero el gobierno de cada país se puso de acuerdo para quitar a los representantes por completo de los gastos del gobierno. También hicieron varias leyes para que no puedan ocupar cargos importantes, por que según ellos "son una amenaza para la soberanía".

Cuando esto sucedió, los Europeos y Estados Unidos levantaron alertas entre ellos, amenazando a sus políticos para que no hicieran lo mismo o los sancionarían.
Estados Unidos amenazó al gobierno de Canadá y al Mio y por eso sigo no se les ha ocurrido la idea de hacerlo.

Varios países de Africa y Medio Oriente hicieron lo mismo, solo a sus representantes mujeres.

Y desde que esto pasó, los latinos han buscado desesperadamente una forma de mantenerse. Unos se fueron de meseros, otros estudiaron una carrera para poder ser doctores o abogados.
Colombia se fue por la fácil, ser prostituta.
No estaba a favor de esa idea, viendo lo mal que trataban a las mujeres en ese mundo, pero ella insistió y no me pude oponer.

- Puedes encontrar otro trabajo Col - murmullé - No tienes por que hacer esto.

- ¿Trabajo donde? - me miro de reojo - No hay lugar que me acepte si no es para Secretaria o mesera y me rehuso a ser la esclava de un hombre.

- Me preocupas mucho, siento que esto puede afectar tu salud.

- Mira no te tienes por que preocupar, a ti te va bien, tienes suerte de que esa rubia oxigenada haya hecho algo antes de que fuera a peores, así que enfócate en ti - Tiro el cigarro al suelo, pisándolo con su tacón.

- Dios Colombia... - Suspire frotándome la frente estresada.

- Mira si me cojo a Alemán no pasará nada, me dará mi dinero y me iré - se encogió de hombros.

- Es mi presidente, ¿no puedes cogerte a alguien más? - pregunte.

- ¿Que?, ¿también ese es tuyo como Porfirio? - levantó ambas cejas.

- Cállate, no es así - negué con la cabeza.

Saque de mi bolsa un sobre con dinero, entregándoselo a Col

- Espero te sirva esto, es todo lo que pude ahorrar para ti, todavía falta entregarle dinero a Argentina.

Se levantó de la pared donde estaba apoyada, yendo a mi para darme un beso en la frente

- Te quiero nena, gracias por preocuparte - murmullo con una sonrisa - Estaré bien, te lo prometo.

- Bueno... solo... no hagas mucho desmadre, no quiero otro escándalo político - Suspire derrotada, siempre se sale con la suya.

Ojalá pudiera hacer algo para que no tuviera que prostituirse por dinero.

Saque las llaves de mi casa, lista para entrar, quitarme los tacones y caer directo en mi cama.
Estaba tan cansada que pelearía con cualquier persona que se interpusiera entre mi cama y yo.

- ¿Disculpa? - una voz masculina me llamo desde atrás.

Ahora si, él conocería mi verdadera furia, saborearía mis puños y sentiría mis uñas clavarse en sus ojos.

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