Capítulo 8

Depuis le début
                                    

Nos sentamos a esperar, hasta que sea la hora que me llamen, el tiempo pasa y con cada minuto que marca el reloj me pongo más nerviosa. Ninguno ha dicho ni una sola palabra desde que llegamos, pero cada uno tiene una de mis manos entre las suyas y eso es suficiente en este momento para mí.

Debería haber traído mejor mis audífonos y escuchar a mi bella Miley o un libro y no estar haciéndome películas en mi cabeza, donde ninguna termina muy bien que digamos. El tiempo sigue transcurriendo y nada que me llamen, la gente sale y entra, algunos felices, otros enojados y la mayoría tristes.

Lo único que me ha servido estar aquí, es para asegurar que los hospitales son el lugar que más voy a odiar en el mundo, sin importar mi resultado al final tenga con mi tratamiento. Siempre será el que me dio a entender o conocer que mi vida estaba bailando por un hilo, así que nunca lo veré bien.

Una eternidad más tarde, mientras estoy mirando como los corros van y vienen desde el inmenso ventanal y mis padres hablando entre ellos, el doctor se digna a llegar.

—Alison Méndez —escucho, pregunta para los que se encuentran en la sala, así que giro mi cuerpo y veo un hombre de aproximadamente unos cincuenta años.

¿Todos los doctores de esta ciudad son viejos o qué?.

—Aquí — contestó y me dirijo hacia él y mis padres hacen lo mismo.

—Buena tarde, pasen por acá —habla amablemente y los seguimos hasta el fondo del pasillo. Entrando al consultorio del médico.

Este tiene una camilla, una mesa que hay, su computador de ella, la silla donde se sienta y otras tres diferentes para pacientes y acompañantes, supongo, una vitrina con algunas cosas que ni me mato viéndolas, un esqueleto y una pesa.

—Tomen asiento por favor —Nos dice y lo hacemos —Bueno, primero que todo me presento soy el Doctor Joan Miller.

—Un gusto conocerlo, somos los padres de Alison — saluda mi madre, yo solo asiento con la cabeza, no estoy muy bien que digamos, para estar con presentaciones.

—Perfecto, estuve revisando los exámenes que me hizo llegar el Doctor Cortés, ¿él fue quien te atendió? — pregunta, y asiento con la cabeza, mientras él se pone las gafas para mirar otra vez los exámenes, hasta que vuelve a levantar y la posa hacia nosotros — Según lo visto tienes Leucemia, pero no dice en qué etapa se encuentra, así que te haré algunos exámenes más para estar seguros de todos y así dar las indicaciones del tratamiento —termina de decir quitándose las gafas.

Dejándome aturdida otros, los anteriores, sé que no estaba desmayada, así que no supe como fueron, pero ahora si tendré estaré consciente, el pánico llega a mí.

—¿Qué exámenes son los que tienen que hacerle? —pregunta de mi copia hecha masculina y le agradezco.

—Unos de rutina, para saber el estado que se encuentra el cáncer, —contestó levantándose del asiento—así que por favor.

Acompáñame Alison, no debemos perder más tiempo —solo acato la orden —. Ya volvemos, no demoramos mucho —dice dirigiéndose a mis padres.

—Podemos ir con ella, es que sabe que la noticia no la ha tomado muy bien — le pregunta mamá, pero él niega con la cabeza.

—No, señora Méndez, tengo que llevarla a la sala de radiografía, y solo se permite, a los pacientes y los doctores, pero no se preocupe que pronto volvemos — contesta abriendo la puerta — Ahora vamos entre menos nos demoramos, más rápido saldrás hoy de esto — Me anima, como si sirviera de mucho.

Me despido de mis padres con la mano, ellos saben que no es el momento para decirme nada por qué me pongo peor, así que mejor solo corresponden la despedida con la mano y me susurran que tranquila, con eso me doy vuelta de la habitación siguiendo al doctor unas puertas más adelante paramos y entramos.

MI ÚLTIMO DESEOOù les histoires vivent. Découvrez maintenant