Capitulo XLIX: ¿Estás enamorado de alguien más?

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Acordaron que Karel entraría primero y que Lysandro aguardaría un rato antes de hacerlo para, de esa forma, evitar levantar la sospecha de que habían estado juntos

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Acordaron que Karel entraría primero y que Lysandro aguardaría un rato antes de hacerlo para, de esa forma, evitar levantar la sospecha de que habían estado juntos.

Solo dio unos pocos pasos dentro del salón cuando lo abordó su madre. Lara Bricinia lucía hermosa, con el cabello dorado oscuro recogido en un moño suelto y su vestido de seda azul claro que caía con suavidad, acentuando su cuerpo bien cuidado. En su cabeza llevaba la corona igual que lara Arawen, la otra esposa de su padre y quien cuchicheaba al lado de Axel, su hijo.

—Karel, ¿de verdad creíste que tu padre permitiría que te casaras con la princesa Umbriela? Fue muy tonta la petición que hiciste. —Le dio una de las dos copas que sostenía en sus manos—. Aunque si Viggo, que lo conoce más, también se arriesgó... Escucha, tu padre jamás, jamás cederá el poder. En lugar de casarte con Umbriela deberías ocuparte de Jonella y forjar un vínculo fuerte con ella.

Karel miró un poco sorprendido a su madre. Había esperado que se quejara del anuncio de su padre de tomar otra esposa y nombrar heredero al hijo que tuviera con ella.

—¿No estás molesta por la decisión del rey de casarse y nombrar heredero al hijo que tenga con Umbriela?

Lara Bricinia tomó de la copa con delicadeza y sonrió al saludo de uno de los consejeros, luego le contestó a su hijo:

—Me esperaba que quisiera casarse con ella. Confieso que lo del hijo me tomó por sorpresa, aunque es bastante lógico, ¿no crees?

—Madre, tú... ¿Alguna vez amaste a mi padre?

Karel se crio lejos de sus padres, las temporadas que pasaba en Vergsvert mientras estudiaba, siempre estuvieron signadas por el protocolo y en muy pocas ocasiones los vio juntos y afectuosos el uno con el otro. Aun así, siempre consideró que su madre era feliz, que tenía el amor de su padre, que ella también lo amaba y por eso era la esposa favorita del rey.

Lara Bricinia volteó a verlo.

—¿Amar a tu padre? —Ella suspiró y lo miró entre confundida y asombrada, como si hubiese escuchado la cosa más absurda del mundo—. Nunca he amado a tu padre, hijo. Cuando me casé con él, fue porque mi familia esperaba que yo entrara en la corte de Vergsvert y ganara apoyo militar para Augsvert y la lucha contra los alferis, todavía no lo he conseguido y dudo que algún día lo logre. ¿Sabes lo que significa ser la esposa favorita de un hombre como tu padre, Karel? ¿Las veces que he tenido que sonreír y soportar que me trate como un florero? ¿Las que he tenido que abrir las piernas aunque no quisiera?

Karel abrió muy grande los ojos, escandalizado por las palabras de su madre. Lara Bricionia rio suavemente al verlo.

—¿Qué te ocurre? —Eso es lo que hacen los hombres de Vergsvert, no me dirás que no lo has notado. Cuando naciste me prometí que no serías así. Hice de todo para lograr convencer a tu padre de dejarte estudiar en Augsvert y lo conseguí —Ella le acarició la mejilla con ternura—. En ti tengo todas mis esperanzas. —Luego ella giró hacia la princesa Jonella, sentada sola a la mesa del banquete—. Es evidente que tampoco la amas, pero...

El amante del príncipeWhere stories live. Discover now