(๑ت๑)ノ 9

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El colombiano fue cargado hasta un almacén donde lo vistieron y le permitieron descansar en las piernas de Italia, Grecia se quería quedar también pero el era el anfitrión, simplemente no podía aunque debió pensar en eso antes de culear con Colombia.

Una hora y 15 minutos después el colombiano despertó en el pecho del italiano, se levantó lo más rápido que sus caderas le permitieron, examinó la situación arrepintiéndose y considerando seriamente un psicólogo porque lo que pasaba ya no era normal, según él.

- ¡Ey, ey! Levántese papito que no está en la casa de su mae', joda, nos desaparecimos así de la nada oremos para que ONU no este pensando lo peor - El italiano somnoliento sigue a Colombia a través del pasillo con tal de no buscarse un problema con este.

Miró a todos los que estaban en la sala, el ambiente estaba un poco más prendido pero eso era lo único diferente, de paso, le echó una mirada de odio a Grecia quién estaba sonriendo como si no hubiera pasado nada, Italia también se había incorporado al estado de la fiesta en menos de nada e iba junto a sus amigos.

Esos dos malparidos estaban muy tranquilos y el muriéndose ahí, sería mejor irse de todos modos ya había hecho suficiente acto de presencia, pensaba Colombia mientras se acercaba a su confidente México, sin darse cuenta que este le estaba coqueteando a un país africano, el pequeño Gambia, sobrino de Senegal.

- Marica plis, abrámonos ya que estoy con un pie más pa' allá que pa' acá. - Sacudió el brazo del nahua mientras este lo mira con frustración pero esa mirada no se comparaba a la que le estaba dando el africano, lo miraba con repulsión algo que a Colombia le causó mucha curiosidad porque él nunca había cruzado palabra con el gambiano, solo unas contadas veces.

- Hola, chiquito. - Le sonrió para romper la tensión pero este le rodó los ojos y le dió la espalda.

- ¿Como eres amigo de esta zorra? Mejor vámonos. - Le dió un susurro muy poco susurrado al mexicano, ahí el cafetero se dió cuenta de lo que pasaba gracias a su gran capacidad de empatía, Gambia estaba molesto porque lo vió como un obstáculo para conseguir al azteca. Era la primera vez que los omegas lo trataban así por estas cosas de cortejo o "apareamiento" como lo llamaba el.

- Pequeño no te pongas así, México y yo solo somos... amigos, si, amigos. - Ese flashback de la vez que cogieron corrió por su cabeza pero trató de olvidarlo enseguida.

- Eso no te quita lo puta. - Para Colombia era imposible tomarlo enserio, Gambia era más bajito que el promedio así que solo se agachó para tratar de hablarle.

Estuvo tratando de conversar, intentó llegar a una solución pacífica con el africano por unos 15 minutos pero este se mostraba reacio y jalaba a México con la intención de llevárselo (el azteca estaba cagándose de la risa), parecía que le habían dicho muchas cosas malas sobre él.

- Hermano, ¿sabe que?, ya me vale tres hectáreas de mierda, usted haga lo que quiera con el aborto fallido este, ni siquiera me importa pero deje de ser tan caprichoso, no se cómo su familia lo soporta - Exclamó el cafetero ya cansado de esos arrebatos de celos.

- Disculpen, ¿pasa algo con mi sobrino? -

- N-no para nada, solo estábamos teniendo una tranquila conversación de adultos. - Colombia se quería evitar cualquier discusión con el Senegal, el moreno era solo un poco más alto que él pero eso no quitaba lo imponente que se veía con su espalda ancha y musculosa, si por alguna razón llegabas a pelear con ese tipo obviamente perdería y no sólo eso, probablemente quedaría en un hospital.

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Los soplidos del aire se estrellaban contra su rostro de forma inefablemente cálida cómo un sonido blanco y sereno, todo estaba en paz, se sentía como si Colombia pudiera tener el control de absolutamente todo, de cada flor al mostrar sus pétalos y de cada ola que chocaba contra la arena, todo tenía un aura meliflua; obviamente esto era porque el cafetero estaba hasta el tope en alcohol, sobrio nunca podría estar así de tranquilo.

Veía las cosas dobles y de hecho se reía y hablaba solo como un loco, estaba en el balcón del Museo, de un momento a otro las luces se habían atenuado y de repente habían sacado botellas y botellas de diferentes licores, adentro parecía un burdel de mala muerte, por esa razón, el tomo la audaz decisión de salir y tomarse la vida en esa botella de vino. Sus planes fueron arruinados cuando la persona a la que estuvo evitando hace unas horas apareció pero Colombia solo pudo reírse ya que veía a dos senegalenses con la mirada preocupada, se veía raro.

- ... Ahora, ¿yo que hago contigo? - Simplemente no podía dejar al latino ahí a que venga algún pervertido y lo viole, ese pervertido podía ser él perfectamente; Senegal tampoco estaba en sus cabales, la cabeza le daba vueltas después de un intento de acostón con Perú y un argentino eufórico quitándole al peruano de las manos por mera sobreprotección de mejores amigos, estaba caliente y borracho.

- ¿Y tu que haces aquí? Mejor vete que de pronto Gambia llora por que no te tiene de guarula cuidándole la espalda de chino caprichoso y mamerto que tiene. - Culpemos al alcohol.

- Cállate perra, el último que puede hablar sobre querer llamar la atención eres tú, todos saben que andas regalándote a todo el mundo porque quieres tus 5 minutos de fama. - Sigamos culpando al alcohol.

- ¿Y que puta? ¿Muy dolido porque he culiado con todos menos con usted?, si está tan urgido solo tiene que decirlo. - Volvamos a culpar al alcohol.

- Pues si, estoy muy urgido de abrirte de piernas y mostrarle a todo el mundo el culo promiscuo y fácil que te cargas. - Eso ya no era el alcohol, eran las ganas reprimidas.

- Haga- Mph! - No pudo terminar lo que estaba diciendo porque la presión contra sus labios fue muy repentina y sagaz, fue casi en un parpadeo cuando ya se sentía todo manoseado y mordisqueado, sobre todo sus pezones.

Senegal le había quitado la camiseta y la había tirado a quién sabe donde, pasaba diciendo montón de cosas que sinceramente Colombia no alcanzaba a entender, estaba demasiado concentrado en como sobreestimulaban sus ya rojos botoncitos, no los habían dejado en paz en toda la noche, sentía que si alguien más volvía a succionarlos verdaderamente iba a salir leche.

Las manos grandes pasaban por todo su torso, acariciando mientras su pecho era marcado y succionado, no sabía si de un momento para acá le habian empezado a ver cara de vaca o algo parecido. Esas mismas manos se deslizaron por su espalda hasta llegar y acariciar las nalgas, las apretaba sin ninguna consideración dejando las huellas de los dedos marcadas con rastros rojos que no se iban a ir en unos buenos días.

Senegal vió las marcas casi recién hechas de los europeos pero no preguntó nada solo hizo unas nuevas aún más grandes y fuertes que las anteriores, a parte de dejar también la ropa interior rota como un leve recuerdo de su hermosa experiencia compartida.

Sintió la erección hecha y derecha del latino así que para no ser cruel la atendió, pasando su mano de arriba a abajo dulce y apasiblemente, todo un amor hasta que sintió el pene palpitar, en ese instante bajó la mano y apretó la base evitando que se corriera.

- No no... No Ahh! Ugh~ Dejame plis ahg~ - Después de una larga cadena de suplicas, gemidos y rasguños en su abdomen dejó que el colombiano terminara y lo soltó, observó al latino caer aunque sus piernas estaban ahí, el no las sentía, temblaban por una simple paja.

- No vuelvas a tratarme con esas groserías o te irá peor. - Movió el cabello que se había pegado a la frente por el sudor y besó esta siendo demasiado empalagoso para el colombiano que intentaba salir del éxtasis.

Pocos minutos después el de ojos verdes ya estaba con su pantalón acomodado y su camisa puesta aunque sus pezones habían quedado muy sensibles, cualquier roce que tenían estos con la camiseta lo estremecía, era como estarse masturbando constantemente. Y tendría que aguantarse hasta que se le pase.

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No hay penetración porque no sé, en fin, estoy cansada mentalmente así que aja, es lo mejor que pude hacer para no dejar esto uwu los quiero creo.

Por cada estrellita salvamos a un oso panda.

¡𝘠𝘢 𝘋𝘦𝘫𝘦𝘯 𝘋𝘦 𝘛𝘰𝘤𝘢𝘳𝘮𝘦! Where stories live. Discover now