Regresando a casa-parte 1

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En un desierto a mitad de la nada se puede ver a un cambiante inconsciente, acostado en la arena. El sol se alzaba lentamente imponiendo su tiranía sobre aquella tierra árida, secando cualquier rastro de vida que no perteneciera al desierto y yo no era la excepción. No me despertaba aun con el sol alzándose en el horizonte y la verdad no lo haría en un buen rato por lo que mis probabilidades de sobrevivir serian pocas, si no es que nulas, si no hacía nada. No muy lejos de ahí, siendo casi invisible, una ciudad se alzaba en el horizonte, ahí vivían criaturas antropomorfas de todo tipo, peces, gatos, ratas, entre muchos otros, aunque con un estilo de vida moralmente cuestionable.

Uno de los tantos habitantes de aquella ciudad (el cual había salido de casa para traer agua de un escondite suyo) vio como había caído desde el cielo y curioso por ver que había aterrizado en mitad del desierto fue a ver. Cuando por fin llego al punto de impacto no pudo hacer más que verse confundido ante la criatura desconocida que yacía inconsciente frente a él y no pensándolo 2 veces se lo llevo a la ciudad.

Después de algunas horas finalmente abrí los ojos, lentamente y con mucho esfuerzo, me sentía débil y no quería moverme de donde estaba, aunque ni siquiera supiera donde exactamente. Traté de levantarme, pero mi cuerpo no podía aguantar su propio peso, estaba temblando y mi estomago era como un parasito que me exigía desesperadamente por alimento.

Miré a mis alrededores tratando de orientarme, pero no sirvió de mucho ya que para empezar estaba oscuro y apenas había luz por culpa de una lona que me cubría, además de que me di cuenta de que estaba encerrado en una jaula. Quería salir de ahí, pero mi cuerpo estaba muy débil como para poder luchar, seguramente por culpa de la magia de los elementos, aunque no estaba seguro. Afortunadamente en la jaula había un par de tazones y me acerque a ellos esperando a que hubiera comida o agua y mis suposiciones fueron correctas, pero antes de poder darle un bocado a la comida o un sorbo de agua me lleve un susto.

Cuando vi el interior del tazón de agua no pude evitar asustarme un poco al ver mi reflejo, ya no era un cambiante como cualquier otro, finalmente me había percatado de mi metamorfosis y no queriendo aceptar la realidad retrocedí, sin embargo, tenía que confirmar lo que había visto y cuando me asome nuevamente ahí estaba yo con aquella nueva apariencia, lo único que regreso a la normalidad fue el color de mis ojos verdes azulados.

Mi estomago no tardo en rugir y tuve que encogerme por el hambre que estaba sintiendo (lo único que se le comparaba en ese momento fue aquella vez donde sufrí una deficiencia de amor en la misión de reconocimiento de Ponyville), acto seguido me estiré hasta el plato con lo que aparentaba ser comida y devoré todo como un animal, el sabor era horrible, pero estaba desesperado por comer algo. Desgraciadamente no fue suficiente, pero al menos el dolor se había controlado, el agua también había ayudado, pero no sirvió de mucho la verdad.

El tiempo paso sin que yo tuviera una noción de este, pero de un momento a otro pude escuchar unas voces, no preste atención a lo que estaban diciendo hasta que pude ver unas sombras proyectándose en el interior de la jaula y a través de la lona que era lo que limitaba la entrada de luz en la celda. Una mano gris y peluda tomo una esquina de la lona y tiro de ella con fuerza.

Del otro lado de los barrotes un lobo, un pez y un mapache me veían fijamente con satisfacción y asombro mientras que yo les regresaba la mirada con odio.

- Tienes razón esta cosa es una maravilla. – Le dijo el mapache al lobo, acercándose un poco más para inspeccionarme más de cerca.

- ¿Dónde dices que lo encontraste? – Pregunto el pez.

- En el desierto, estaba solo. ¿Cuánto crees que me den por esta cosa? – Pregunto el último de los 3.

- Eso depende de lo que pueda hacer.

Changeling rebirthWhere stories live. Discover now