Capítulo 37 (Sombra)

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El frío de la celda se sentía reconfortante, los policías que me vigilaban ya empezaban a molestarse porque no me retiraba, me amenazaron con encerrarme un día, si no salía, me di la vuelta en la silla, los ignoré, me encerraron.

Al día siguiente salí, ver a Diablo con su banda, me había descolocado, recordé las sombras del pasado. Las palabras de Leo, me habían roto completamente.

-Tu perdiste a una persona, yo perdí a mi familia.

Yo también la había perdido, pero prefería no pensarlos, era menos doloroso si no estaban en mi cabeza.

Pasé vagando por las calles de Selegna, hasta que encontré a los chicos, ellos no preguntaron, por mi silencio, por mis golpes, ni por qué demonios no podía ganar una maldita carrera.

A la quita carrera arranqué con mi moto, dejando a todos atrás. A quien mierda engañaba, claro que estaban en mi puta cabeza, claro que todos los malditos días los sentía, claro que los extrañaba, los necesitaba, pero estaba podrida por dentro, tenerlos de nuevo en mi vida no era nada bueno.

Había entrado a los Cráneos porque Omar había sido el jefe antes de entrar a la banda. Aún visitaba la caverna de Bo porque la sombra de Carlos estaba por el lugar. Al pequeño Leo... a él lo veía en la calle K-67, ese niño, lo encontré roto y le devolví al mundo en pedazos, aceleré más, me detuve en un edificio.

Sabía dónde me había parqueado, apagué el motor, miré arriba del edificio, aquí fue donde te conocí, aquí comenzó todo.... Toqué la serpiente de mi clavícula, me había tatuado con la hermana pequeña de Thomas. La serpiente eras tú, te extraño maldita sea, te necesito, mi canción, mi amor.... Eché mi cabeza hacia atrás, las lágrimas amenazaban con salir, volví a encender la moto y arranqué.

Debí regresar al departamento de Rossana, ella sabía manejar lo mejor posible mis bajones, pero ahora no quería ningún salvavidas. Dejé la tarjeta del departamento. Este lugar fue mi cárcel y mi cuerda, por mucho que lo intentara, siempre había una maldita cuerda que me frenaba y no me dejaba ir al más allá, los primeros meses fue la enfermera, controlaba y resguardaba los cortes de las ventanas y las puertas, después se encargaron de esconder esos aparatos y utensilios con los que me pueda hacer daño, un día se olvidaron del ratón, salí y nunca volví, no pude matarme porque su voz venía a mi cabeza, me ahogue en el alcohol y las drogas, ya no la escuchaba, ahora la veía, eso era mejor. Supongo.

Encontré el control de la ventana, lo abrí, me senté al filo de la venta, encendí un cigarrillo, había sobrevivido dos años y medio sin ella, sobrevivido, la palabra quedaba demasiado grande para lo que realmente había pasado, yo solo estaba muerta en vida, nada tenía sentido.

La voz de Diablo sonó en mi cabeza.

Mierda.

Escucharlo en la casa de Andy, fue un golpe, cantar con él... la electricidad que hizo revivir por unos momentos el órgano que me mantenía con vida, pero los momentos que había pasado con él dúrate este corto tiempo, habían sido... no lo podía definir, volvía a sentir algo, me encantaba sentir la adrenalina que tanto estaba acostumbrada, volví a interesarme por alguien, me sentí culpable por arrastrarle hacia mis problemas con la rata y...

No, no, no, yo estaba podrida, no podía dejar que alguien entrara, no ahora que ya quería acabar con todo.

Apagué el cigarrillo.

Puse mis manos en el bordillo, miré de nuevo adentro, mi propia sombra me miró, estaba ahí tirada en piso, gritando su nombre, a parte mi mirada, miré abajo, cerré mis ojos y escuché la noche de Selegna, más allá del bullicio de los autos y las luces, se escuchó un parlante con una maldita voz que reconocí. Abrí mis ojos.

-Diablo. - bufé. - ok, hagamos algo. - grité al vació. - Universo Dios, lo que seas, si estas con ella y ella quiere que siga con vida, haz que reciba una llamada, te doy no sé. - me encogí de hombros. - unos diez minutos, si es más que suficiente.

Saqué otro cigarrillo, expulsé el humo y el teléfono del departamento sonó. Regrese a ver incrédula, ese maldito teléfono, solo lo conocía una persona y a esa persona le mande al infierno la última vez que lo vi.

Boté el humo, me bajé de la ventana y conteste, al parecer, ella cree que eres bueno para mí, suspiré. Bueno Diablo, te veré pronto.

Entre Sombras Y Acordes Where stories live. Discover now