Capítulo 3 (Diablo)

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—Que elegante el niño prefiere las pastillas antes que las rayas. – dijo Andy cuando me acerqué.

—Son más efectivas. – dije luego miré al camarero. – un whisky por favor.

El camarero asintió y luego se giró para traer el vaso de whisky. Andy tomaba una cosa verde, que me hacía cosas preguntar. El camarero regresó con mi whisky, me lo iba a llevar a los labios cuando Andy habló. Ahora que.

—Debo admitir que tienes mucho talento muchacho.

Aquello sí me desconcertó, acaso ya estaba borracho, tomé todo el whisky de un solo trago.

—Perdón

—Lo que escuchaste, tienes talento para componer, pero te falta poder transmitir esos sentimientos en el escenario, lo que me hace preguntar ¿Alguna vez en verdad estuviste enamorado o solo escribes?

—Me gusta observar, escribir lo que veo y soy bueno con la imaginación.

— Así que, eso es un no.

Asentí con la cabeza y me bebí el segundo whisky.

—Vaya, pues para observar e imaginar lo haces bastante bien, pero si vivieras tus letras. – hizo una pausa, tomó un sorbo de su bebida verde. – la actuación de hoy sería otra historia, pero me dejaste impactado, pudiste imaginarte como si la pelirroja, que de hecho no deja de mirar hacia acá.

Señaló con un gesto sutil a la pelirroja que estaba en una de las esquinas mirándonos. Ella me miró y quiso saludarme con la mano yo la ignoré y pedí otro vaso de whisky.

—Bien cómo te decía, sabes fingir bien tus emociones, pero sería bueno que las empieces a vivir, al final de cuentas el rock se trata de eso. Bebí otro vaso y pedí uno más, pero el camarero esta vez dejó la botella. Eres un angelito, me reí internamente.

—Ahora Diablo, dime. – se giró hacia mí.

¿Me a cada de llamar Diablo?, que prendes esta vez Andy, donde esta el verdadero
Andy.

—La leona de tu banda está disponible.

Aquello me hizo reír, provocando que un poco del whisky saliera expulsado de mis labios, Leila una leona, si en realidad era un gatito, pero aquello lo ocultaba bien.

Sequé las gotas que se cayeron en mi quijada y regresé a mirarlo.

—No se suponía que era una chica sin talento y que seguramente se acostaba conmigo para estar como baterista en mi banda. – Andy se encogió de hombros, yo negué con la cabeza. – para tu información, la sonrisa pícara que te dedico antes de la presentación no era una invitación amigo, solo era su forma de demostrar su superioridad, además nunca se había acostado conmigo, tiene pareja y por si no lo notas aún. – bebí un trago y lo miré fríamente. – con Leila nadie juega, ni le toca sin el consentimiento de ella, entendido y nadie se acerca a ella sin que los demás de la banda conozcan a esa persona. Como te conocemos y nos caes mal. – me serví un trago. – si te la acercas estás muerto ¿De acuerdo?

—Que sobre protectores. – torció una sonrisa. – Pues bien, en vez de león esta noche tocó serpiente.

¿Serpiente?

Se tomó el resto de su bebida verde y se levantó de la barra y se dirigió hacia una esquina donde estaba la chica que había insultado a Amy, pues si es una serpiente esa sombra torcí una sonrisa y me terminé el último trago de la botella.

Cuando bajo mi vaso, veo como la pelirroja se empezaba a acercar, mierda, solo le dedique una canción, ¿Por qué las mujeres malinterpretan todo?

Antes de que llegara, me levanté de la barra y pase de ella. Me fui hacía un grupo de chicas que estaban en el centro de la otra sala.

Del grupo de amigas, una pequeña, rubia, llamó mi atención principalmente por el vestido verde que realzaba su figura.

—Hola, querida.

Ella me miró y me miró, sus amigas ahogaron unos grititos, yo les dediqué una sonrisa

—Eh... Hola. – dijo ella

—Te gustaría ir a bailar. – le sonreí tímidamente, pasando una de mis manos por mi cabello para desordenarlo más.

De nuevo sus amigas se taparon la boca, otra creo que le pellizco a su amiga, una más osada empujó a la pequeña rubia a mi pecho.

—Ven. – la tomé del brazo y la saqué a bailar.

Al principio la chica estaba un tanto recelosa, pero después de una conversación acerca de sus gustos y que la trae por aquí hizo que se relajara un poco y empezara a bailar con más soltura.

La chica, empezó mover sus caderas de forma sugestiva, yo me acerqué más a ella y empecé a susurrarle palabras bonitas a su oído, ella solo me sonreía y se pegaba más a mí.

Empecé a bajar mis manos por sus brazos hasta llegar a sus manos para entrelazarlas, pero antes de llegar a sus manos, ella se giró y puso sus manos en mí pecho, con juegos coquetos tocaba mí abdomen, yo deslicé mi mano a su cintura y la atraje hacia mí, para hablarle de nuevo al odio.

—Te ves encantadora ángel.

Sentí como su piel se ponía de gallina y como el rubor subía a sus orejas. ya es mía

Ella se apartó de mí, me dio un beso, yo le correspondí de forma delicada al principio, luego aumentó su efusividad. Nos separamos del beso y ella fue la que esta vez susurró al oído.

—Ven. – me tomó del brazo y nos dirigimos a una parte de la mansión donde estaban las habitaciones.

Entramos a una de ellas, antes de cerrar la puerta con seguro, ella me volvió a besar esta vez con más desesperación, yo me aparté un poco de sus labios y le dije con sus labios rozando los míos.

—Espera ángel aún no es el momento.

Le besé, delicadamente sus labios, su piel volvió a erizarse, le besé su labio inferior. Continúe besándola, y bajando la cremallera de su vestido verde, cada pequeño beso que deposita en su piel hacía que se estremeciera, cuando llegué a su pecho izquierdo ella se encorvó más hacia mí y deslicé mi mano hacia su parte inferior.

Entre Sombras Y Acordes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora