Capítulo 9 (Diablo)

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—Uy pregunta incorrecta, como se te ocurre preguntar la edad de una mujer.

Un balón de baloncesto vino hacia mi cara, lo atrapé, en ese momento conecté de nuevo con el mundo, miré la pelota que casi me iba destrozar mi nariz, luego miré a la chica que está al frente, sacudí mi cabeza, tragué saliva y dije:

—¿Qué?

—Como que a alguien le cogió duro la heroína. – la chica embolsó una gran sonrisa y se cruzó de brazos.

Empecé a recordar a rasgos lo que había pasado, me la encontré en la calle, me dijo algo de resolver mi problema, luego un miradero, luego nada, y ahora aquí... que parece pues...

Miré a mi alrededor, las luces de las farolas de la calle, pasaban por los ventanales de lo que al parecer era una cancha de básquet, quizás sería de alguna escuela, la cancha no estaba del todo oscuro gracia a las luces de afuera, por lo que vi que a los pies de la chica estaban tres pelotas más, el rostro de la chica estaba oculto en su totalidad por las sombras de las luces.

La chica empezó a caminar hacia mí, su rostro se iluminó, la miré y enarqué la ceja, luego le sonreí, ella tomó el balón en sus manos, la jaló y me la quitó.

—Ay mi niño bonito, te pude violar y tu recién te despertarías. – giró el balón en su dedo, eso sí me sorprendió, lo que había dicho, me dio risa más que sorpresa.

— Creo que sería el hombre violado más feliz de la historia. – le sonríe.
Ella me sonrió y me lanzó el balón con fuerza.

—Imbécil, la violación es algo malo, no placentero, las personas que lo sufren.... Los cabrones que lo hacen deberían morir tanto hombres como mujeres.

—Las mujeres también hacen eso. – le sonreí con picardía.

—Claro y las hijas de puta son incluso peores que los hombres.

Su comentario si me saco de onda, quizás esta chica había sufrido algún tipo de suceso... o quizás paso por una violación por lo que habla así, analizando eso, me estaba empezando a sentir un poquito carbón.

—No

—¿Qué? – dije.

— Lo que estabas pensando la respuesta es no, no me han violado, pero si tengo conocidos que han pasado por eso.

—Entiendo.

La verdad no entendía, ella había sacado el tema con su comentario y ahora resultaba ofendida.

—¿Qué hacemos aquí?

—Quería hacer algo emocionante antes de irme a dormir y como vamos hacer socios, también debíamos conocernos mejor, solución a eso, un partido de básquet, cada vez que encestes tenías permiso a preguntar algo personal, función los primeros veinte minutos. – rio. – pero solo yo preguntaba, por eso mejor jugamos atrapadas, lo que te fue mejor, esta es tu cuarta pregunta y la desperdiciaste. – toco mi nariz. – preguntaste mi edad. – acercó sus labios a mi oreja y susurró. – y la edad de una mujer nunca se pregunta querido.

Tomé su mentón y la miré a los ojos.

—¿y tu nombre?

—Ya te lo dije y no repito las cosas dos veces.

—Me vas a dejar con la duda. – la acerqué un poco más a mí, esta chica me atraía, no entendía bien, qué era, sí, la droga el alcohol o lo atrevida que era, pero solo sabía que quería besarla y obviamente llevarla a la cama.

Ella puso una de sus manos en mi mejilla y pensé que me iba a besar, pero empezó a reír como loca.

—Ay Diablo, te voy a dejar con ganas de muchas cosas. – luego pellizcó mi mejilla y se apartó de mí y caminó hacia donde estaban las otras tres pelotas.

Entre Sombras Y Acordes Where stories live. Discover now