Capítulo 33 (Leila)

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—¿Sí?

—Reina. — La voz de Diablo se escuchó desde la otra línea. Volví a mirar el número que salía en mi teléfono, me estaba llamando de un número local.

—¿Qué sucedió? — mi voz sin querer sonó fría.

—Me peleé. — Hubo un silencio en la línea, yo ya empezaba a caminar hacia la puerta de salida. — estoy en prisión. — me detuve en seco.

—¿Estás bien?

—Si no me pasó nada, salvo algunos moretones. — pude imaginar como sonreía en la línea, quería matarlo, pero me sentía aliviada que no fuera tan grave, bueno en lo que se refiere a este tipo de problemas.

—Debemos pagar la fianza de ¿verdad?

—Y unas cuantas horas de servicio comunitario, si es que Daniel, no viene a intervenir. — se detuvo de nuevo. — ¿Quisieras no decirles y solo venir tú?

—¿Desde hace cuánto me conoces?

—Quisiera responder que te conozco desde que naciste, pero lamentablemente te conozco solo desde que tuviste 15. — rio. — mierda Tom y Daniel, van a matarme.

—Si.

—El tiempo se termina, estoy en la estación de policía número 8 de la calle González E—64.

—Listo. — iba a colgar cuando volvió a hablar.

—Y Leila. — suspiro. — lo siento. — colgó.

Mire el teléfono, lo siento... sacudí mi cabeza y continúe bajando las escaleras entre a nuestro estudio, Lían estaba en el piso, pero estaba creo que recitando algo porque estaba con los brazos estirados hacia el techo, Álvaro se paró apenas me vio.

—¿Te encuentras mejor? — preguntó.

—Como nueva. — le sonreí mostrando todos mis dientes. Claro que no lo estaba, pero debía seguir adelante, como todos, total el mundo esta hecho de personas sonrientes y con sangre en la espalda. — les tengo noticias. — Tom se levantó de mi asiento, lo miré fulminante por haber ocupado mi puesto detrás de mi batería, él alzó las manos en señal de inocencia. — nuestro Diablito, ha dado señales de vida.

—Ya era hora. — dijo Lían mientras se ponía de pie.

Lo malo, es que hay que sacarlo de la cárcel.

—En qué demonios pensaba. — dijo Tom mientras se picaba el puente de la nariz.

—Obviamente no pensaba. — dije.

—Bien, fue algo grave. — preguntó Álvaro.

—No me dijo que solo debemos pagar la fianza y debe realizar horas comunitarias si Daniel no intervenía.

—Ya lo estoy marcando. — dijo Álvaro mientras se iba hacia una esquina del estudio para hablar por teléfono.

—¿Por qué te llamo a ti? — preguntó Tom.

—Creo que solo se sabía mi número. — lo dije encogiéndome de hombros,

Tom solo sacudió la cabeza, algo me decía que ese par se había peleado, mientras yo estaba en el hospital, eso explicaría porque Diablo no fue a verme, ni al día siguiente de mi alta.

—Chicos Daniel no se lo tomó muy bien que digamos, pero nos espera en 5 minutos, que tomemos nuestras cosas, va a tratar de que esto no vaya a los medios y bueno. — lamió sus labios. — dijo que va amarrar a Diablo hasta el día del concierto.

Me reí, no lo pude evitar, controlar a ese hombre era imposible, me sorprende que solo haya terminado en la cárcel y no en la funeraria.

Cinco minutos más tarde, Daniel, nos llevo a todos en su auto personal, esta vez, no habían guardaespaldas, ni otros autos, la verdad no entendí porque nos llevaba a todos, simplemente podía ir pagar la fianza, negociar las horas comunitarias, pero a quien engañaba, yo hubiera estado como una loca, exigiendo que me lleve, Tom estaría igual, Lían, solo estaría preocupado y sería el que menos guerra le daría a Daniel, Álvaro estaría neutral a la situación como siempre.

Entre Sombras Y Acordes Where stories live. Discover now