Capítulo 25 (Diablo)

21 1 0
                                    

Selegna había oscurecido demasiado pronto o simplemente el tiempo había pasado muy rápido. Las estrellas eran demasiado brillantes a pesar de estar en la ciudad, había una multitud de personas caminando de un lado al otro, yo me sentía demasiado pequeño a pesar de tener una estatura envidiable, Sombra se hacía paso entre las personas, yo trataba de seguirle el paso, pero no lo lograba, frustrada, se regresó a donde mi y me tomó de la muñeca.

—Lento. — me dijo y luego me jaló.

Tomamos un tren, Sombra no dijo nada en todo el camino, yo estaba concentrado contando las paradas, ya habíamos pasado como 6 y Sombra aún no decía nada, tenerla callada era desconcertante. Nos bajamos después de tres estaciones más.


Al salir del metro, vi una calle solitaria, los edificios del centro de la ciudad ahora eran casas de ladrillo, grandes y pequeñas de todos los tamaños. Sombra respiró abriendo por completo sus brazos, como si quisiera abarcar todo este lugar.

—Hora de correr. — me guiñó el ojo.

Caminamos por unas calles y llegamos a un callejón, donde estaban unos basureros en llamas, algunos vagabundos que saludaban con una amplia sonrisa a Sombra que ella les devolvía el gesto con el mismo entusiasmo.

Ella caminó hasta donde se acercó a un grupo de chicos que estaban en unas motos, pasándose un porro.

Espera no son los mismos de la caverna

—Hola cráneos. — dijo Sombra cruzándose de hombros.

—Hola peque. — dijo el de la barba roja. — veo que trajiste a la princesa.

Para mi él era el peor de ese grupo.

—Si bueno... verán necesito una de sus motos.

—Pero si la tuya está ahí princesa. — dijo el hombre calvo.

—Sí y la voy a usar. — dijo Sombra mientras hacía un gesto con sus manos, como si estuviera apaciguando a unas fieras. — El asunto es el siguiente: le rete a este señor. — me apunto con su mano. — a una carrera de motos.

—Espera un minuto, que me retaste a ¡que! — Alcé mucho mis cejas.

—Si, tú me retaste a cantar y yo te reto a correr. — sacó las llaves de su bolsillo trasero y las balanceo en mi cara.

—Yo no me subo a una de esas. — señale las motos, los hombres se levantaron enfurecidos. — sin ofender, ahora el del gesto de apaciguar a las fieras era yo

—¿Manejas auto? — me dijo uno con lentes que llevaba tatuado los dos brazos.

—Claro. — le dije encogiéndose de hombros.

—Entonces ten. — me lanzó unas llaves, las atrapé.

—El trato es el siguiente, van hacer una carrera de auto ver sus motos, si Emma te gana, te subes a su moto y hoy niño bonito aprendes a usarla.

—¿Si yo gano? — interrogue.

—Yo no me haría ilusiones. — me dijo Sombra mientras palmeaba mi hombro y luego se apartó yéndose a un container que estaba al lado derecho de los señores.

—Pon lo que quieras. — dijo el de lentes.

— Ok, si yo gano, Emma va a cantar conmigo en mi próximo disco.

—Espero que seas bueno aprendiendo. — dijo Sombra mientras salía del contenedor.

Ahora llevaba una cacheta de cuero roja y un casco de color negro, su moto era de color purpura, no sabía mucho de motos, pero se notaba que no era una moto clásica con un estilo antiguo... creo que es una deportiva.

Entre Sombras Y Acordes Where stories live. Discover now