Capítulo 16 (Leila)

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Después de practicar unas tres horas más la nueva canción, que para Daniel era una de las tres que nos faltaba. Pero en realidad gracias a esta canción ahora sí solo nos faltan tres. Suspiré, Daniel se levantó del sillón y con una gran sonrisa en el rostro nos hizo parar.

—Mis niños les tengo una sorpresa.

—¿Cuál? — pregunté jugando con mis baquetas en la mano.

—Nos dejaras dormir. — dijo Tom bostezando.

—Tu y Diablo solo piensan en dormir ¿no? — dijo Daniel pellizcando el puente de la nariz. — Pero no, niños les tengo una sorpresa mejor. Ahora bajemos los carros nos esperan. Eh...Álvaro ¿manejas el carro de Diablo?

—Claro. — respondió Álvaro encogiéndose de hombros.

Tomamos nuestras chaquetas y bajamos. Fuera del estudio ya se encontraban los carros. Daniel le daba unas instrucciones a Álvaro que escuchaba con atención.

—Y ahora qué estará tramando. — dijo Tom poniendo su brazo en mi hombro.

—Ni idea, pero espero que sea divertido. — le sonríe.

—Bien, todos listos, al auto y vamos. — gritó Daniel muy emocionado.

—La verdad no tengo idea, pero Daniel está muy raro. — le dije a Tom en susurros.

—Espero que no haya tomado ninguno de los dulces que estaban en la mesa del estudio.

—Pusieron de nuevo droga. — le fulminé con la mirada.

—Eh...a mi no me culpes, fue Lían. — Tom alzó las manos en señal de rendición.

—Este me va a escuchar. Caminé hacia donde estaba Lían arrimado en el bebe de Diablo.

—Tú. — le apunté con un dedo.

—No hice nada.

—Aja. — entre cerré mis ojos.

—Ok Diablo me dijo que cambiara tu shampoo por tinte rosado para el cabello, como venganza por el otro día con los calzoncillos.

—¡Que hicieron que!

—No imbécil, eso no era lo que iba a reclamar, sino lo de las pastillas, de las pastillas. — Tom golpeó su mano con la frente.

—Todos ustedes...

—Adentro. — gritó Álvaro que ya estaba en la puerta del conductor.

Los amenacé que les mantendría vigilados y subí en el auto, Tom se sentó a lado mío y Lían estaba en el puesto del copiloto. Mientras conducía pude ver las calles de Selegna en la noche eran preciosas, pero en la mañana eran maravillosas, las personas en las calles tenían su propio estilo y glamour, los autos eran cada uno más deslumbrantes que el anterior, había bandas de rock que caminaban tranquilos sin guardaespaldas, había parejas que corrían, gritaban y... ¿del mismo género? Quizás aquí su secreto no sea mal visto Miré a Tom y Lían. Lían lo miraba desde el retrovisor y Tom en cambio estaba mirando la ventana. Ambos...

Volví a mirar la ventana definitivamente ya no estaba en casa, pero estaba donde me iba a sentir en casa al igual que ellos.

Álvaro condujo por un puente de tierra que conectaba a una isla.

—¿Vamos a una isla?

—Técnicamente no es una isla, princesa sino un golfo, solo que por este lado lo conectaron por medio de este puente, por el otro lado se entra caminando. — dijo Álvaro muy concentrado manejando.

—Si se entra caminando por el otro lado. — dijo Tom pensativo. — Porque estamos entrando por aquí.

—Daniel, dijo que así evitaremos el laberinto y la aglomeración de personas.

Entre Sombras Y Acordes Where stories live. Discover now