Capitulo XLIII El inicio de la verdadera historia

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Karen ~

—Y pensar que hace años tú también estuviste ayudándome a arreglarme para casarme con el hombre de mi vida —dice Candy con los ojos cristalizados—. Estas preciosa.

Candy me hace recordar su boda, boda la cual fue un antes y después en mi vida. En esa boda, conocí a quien se convirtió en el amor de mi vida.

—Desde que te conocí aquella vez en Florida, algo en mí me decía que eras importante, pero nunca llegue a imaginar que gracias a ti conocí una parte del amor —confieso a Candy—. La otra parte la conocí cuando Silvia llegó a mi vida y supe lo que era ser madre. Pero debo agradecerte a ti que me condujiste por ese camino.

—Me vas a hacer llorar —dice Candy y ambas nos abrazamos.

—¡Pero que escena más hermosa! —exclama Ellie entrando a la habitación donde Candy y yo nos encontramos—. Aunque nunca perdonaré que solo nos dieras tres días para preparar tu boda Karen Kleiss.

Y es que hace tres días, Albert me volvió  a proponer matrimonio. Lo acepte, por supuesto, pero con la condición que nos casáramos lo más pronto posible, y decidimos hacerlo hoy.

—Bueno, no quedo perfecto como lo hubiésemos deseado, hicimos lo que pudimos, pero eso si con mucho cariño y amor —dice Eleanor y puedo sentir en su voz, un cierto enojo.

Y es que cuando les dije a la pareja que se han vuelto en mis padres “adoptivos" que me iba a casar, ambos se pusieron contentos y felices.

Pero toda esa felicidad se vino abajo cuando les dije que mi boda sería en tres días. Eleanor puso el grito en el cielo diciendo que no podría organizar nada en tan solo tres días.

—No me importa tener una boda lujosa —comento tomando la mano de Ellie—. Ni con muchos invitados y que sea exageradamente elegante, solo me importa de que el hombre a quien amo y yo nos casaremos al fin.

—Te entiendo hija, y debo de sentirme orgullosa y admirar tus decisiones —admite abrazándome—. Que seas muy feliz en tu matrimonio, hija. Te mereces toda la felicidad que esta vida pueda darte. 

Y con esta última voluntad de parte de Ellie, bajamos ella, Candy y yo hacia los hermosos jardines de la villa Grandchester.

En la entrada del jardín se encuentra Richard y Terry, quienes me ofrecen su brazo y yo tomo el de los dos.

No pude decidirme por uno solo, así que los dos me entregaran en el altar.

Empezamos a caminar por la alfombra de pétalos de rosa que han hecho, mientras la música suena y los invitados se levantan de su asiento.

Mi amado Albert ya se encuentra esperándome al final del altar junto a Candice, Lorna y Silvia. Él luce más guapo que de costumbre con su traje de gala.

Por fin llego hasta su lado, y cuando nuestras miradas se encuentran ambos sonreímos.

—Cuídense y háganse felices mutuamente —nos dice Richard a los dos mientras me entrega ala hombre que amo.

—Más te vale que Karen no vuelva a derramar una sola lágrima por ti William Albert Andly. Porque si no yo mismo te pondré en tu lugar —le advierte Terry en parte divertido en parte serio mirando a Albert y luego me mira a mí—. Felicidades a mi hermana adoptiva.

Le agradezco con una sonrisa y un abrazo. Luego de dejarme en el altar toma asiento junto a su esposa y sus hijos.

—¿Es que acaso Terry no se olvidará jamás lo que sucedió? —me pregunta susurrando Albert, ya que el sermón del sacerdote acaba de empezar.

Entre el amor y el deber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora