Capítulo XX Una decisión

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Karen~

"Felicidades usted, está embarazada"

Embarazada, un bebé, un niño creciendo en mi interior. Un hijo mío y de Albert está dentro dd mí.

—Voy a ser mamá —susurro y automáticamente coloco mi mano en mi vientre el cual está plano, sin muestra alguna de vida, por lo que se me hace imposible creer lo que la doctora me ha dicho—. No eso no puede ser cierto.

—Lo es señorita, Kleiss —afirma la doctora y me da las hojas que traía cuando entro a esta sala.

Las tomo con manos temblorosas y aunque por los nervios no entiendo del todo bien. Unos minutos pasan para que consiga entender, y es positivo es una realidad, ¡estoy embarazada!

—Gracias —agradezco llorando de alegría por esta bella noticia recibida-. No podía creer que una noticia tan alegre y hermosa como esta se me fuera a dar.

Terry se levanta de la silla donde se encontraba sentado, y se acerca a mí para abrazarme y felicitarme.

—Por un momento llegué a pensar que no querías a tu hijo —dice cuando llega a mí—, que bueno que me equivoqué.

—¡Por Dios Terry! ¿Cómo se te ocurre imaginar eso!  ¡Un bebé! ¡Voy a ser madre! Mejor noticia no pude haber recibido.

Me levanto y abrazo a la persona que es mi mejor amigo y el hermano que la vida me regalo.

—Va a tener que cuidarse mucho, el primer trimestre del embarazo es el más difícil y el más peligroso –indica la doctora Olivia y yo asiento a todas sus indicaciones—. Debe tomar vitaminas, y ácido fólico, aparte de comer lo más saludable posible.

—No se preocupe doctora que entre mis padres y yo cuidaremos de ella y de mi sobrino que viene en camino —dice Terry y la doctora sonríe a igual que yo.

Olivia Smith termina de darme las indicaciones para cuidar de mí y de mi bebé y luego llega el momento de retirarnos.

—De nuevo muchísimas gracias por todo —agradezco de todo corazón y la abrazo por la felicidad tan grande que ahora mismo siento.

Es curioso, pero ayer tenía ganas de morirme mientras que ahora solo pido que la vida se me sea dada hasta que mi hijo crezca y pueda volar por sí mismo.

—No hay nada que agradecer —responde la doctora luego del abrazo—, y recuerde que la tormenta siempre llega a su final por más fuerte que sea la tempestad.

Le sonrió por ese consejo tan valioso, que ayer creía que solo eran palabras vacías, pero hoy tienen mucho sentido.

Mientras vamos en el auto no dejo de hablar y decir lo feliz que me siento y el muy generoso de Terry me escucha y me sonríe. Y una vez más me río por la diferencia que en la mañana estaba tan callada y ahora no dejo de hablar.

Llegamos a la casa de sus padres y decido compartirles mi feliz noticia de una vez.

—¡Muchas felicidades, hija! —Eleanor es la primera en felicitarme y darme un abrazo— Un hijo siempre va a ser una bendición, lo más preciado que la vida te pueda dar.

—Ellie tiene toda la razón, Karen. Un hijo es como un tesoro para cada padre, y por lo tanto debes de cuidarlo y quererlo como él se merece —dice Richard colocando sus manos en mis hombros—. En hora buena, hija.

Me abraza y siento como si mi padre biológico, fuera el que me felicitará.

Tenemos una plática muy buena y entretenida a cerca de mi embarazo, hasta que alguien rompe la buena vibra.

—¿Cuándo le dirás a Albert sobre su hijo? —pregunta Ellie y no sé qué responderle.

—Por Dios Eleanor, ¿es enserio? —pregunta Terry enfadado.

Entre el amor y el deber Where stories live. Discover now