Capitulo 29

4 2 0
                                    


Cuando conseguí zafarme de la silla, vi como Sara no decía nada, estaba tranquila era extraña siempre me lo pareció, pero me decepciono mucho saber que era parte de algo tan espantoso, tengo el mismo pensamiento para mi hermano, quien por un tiempo hubiera apostado en que hacía las cosas bien.

Sara era la hija de Frausto, ambos era parte de YUPI es una enorme decepción, he sabido de las historias detrás de esa organización y fue una pesadilla, pero no tenía idea de que mi hermano era parte de algo tan aberrante.

Cuando salí del lugar que parecía un laberinto, estaba ansiosa de saber donde estaba cuando miraba al exterior estaba en una área valía, no había ningún letrero, no había nada estaba desolado y eso me aterraba ferozmente.

Pensé que iba enloquecer después de no hallar a nadie, después de pensar que me había perdido mas de la cuenta, hasta que lo vi, me acerque a él y sin pensarlo lo abrace era lo único conocido dentro de la incertidumbre, sabía quién era o eso pensaba, pero me daba lo mismo en ese momento.

- Te dije que soy leal a los masones – dijo el mientras me abrazaba.

Realmente no quería escuchar sus escusas ni nada así solo quería llorar, me sentía sobrepasada de mi vida, de mi diario vivir de respirar incluso pensé que estaría con ganas de morir y olvidarme de esta tortura de este propósito de salvar al libro de gente irresponsable.

- No te creo – le digo mientras sigo en su abrazo - ¿Qué haces aquí? – le pregunto muy seria separándome de su abrazo.

- Yo estoy aquí para... - titubea en sus palabras como si algo que quiera decirme no lo dice por temor. – mira debes alejarte y olvidarte del asunto – me dice el mientras sus manos sostienen mis brazos débiles y hasta cierto punto regordetes pero blandos.

- Eres... - digo y me da ganas de darle un golpe agredirlo buscar cualquier razón para hacerlo las tengo, pero en vez de eso me sale otra cosa...

- Te amo – dice Romeo viéndome a los ojos – eres todo para mi ahora, eres quien me ilumina, me haces sentir y me gusta lo que siento, me gusta ver esa mirada, me encanta tu forma de ver las cosas, tu corazón de oro y hierro dispuesta a todo para ayudar, eres esa chica de la que me enamore esa chica que me quita el sueño y que no traicionare mas y que nunca mas te hare daño – dicho eso el se acerca y me acorrala entre un árbol y su cuerpo.

Yo no sé qué sentir no sé si estoy enamorada de él no se si siento lo mismo que él me siento conforme con él, me siento segura con el me da estabilidad me siento cómoda cuando estamos en silencio, me saca de quicio, pero me hace sentir especial, cuando hablamos y el me pone atención... no se si eso es amor no se si es gratitud o es anhelo un anhelo muy fuerte por sentirme única.

Nuestra cercanía es cada vez mayor, observo en su mirada sus ganas de besarme, pero no sé si está bien una parte de mi se resbala y me caigo de sentón lastimándome el coxis y el al ver la escena se parte de la risa haciéndome enojar posterior de unos segundo de su risa escandalosa e incomoda me ayuda a levantarme.

- bueno... terminaste tu misión tranquilo puedes dejar de fingir interés en mi o lo que sea que hayas hecho – le dije mientras me alejaba de Romeo.

Romeo me detuvo tiro de mi brazo hacía él y yo simplemente me queje y quedamos esta vez mas cerca.

- Porque creer que no me enamore de ti – dice el muy serio como si lo que dije lo hubiese lastimado.

- Porque esa la verdad necesitabas de mi ayuda y lo hice lo que sientes no es amor es gratitud y tú lo sabes, pero quieres engañarte para obtener aun mi ayuda y seguir lastimando a los demás y yo eso no lo voy a permitir – una vez dicho eso el me suelta y queda desconcertado.

- ¿estas enamorada de Unai? – dice Romeo fastidiado, lo he visto fastidiado era siempre su forma de ser... al menos hasta que le gane esa apuesta.

- Eso no te importa y es probable que no – digo y me detengo para respirar un poco de aire – ni yo misma entiendo mis propios sentimientos que me hacen sentir así, no se si es gratitud o si estoy enferma – le digo mientras me alejo poco a poco más.

- Estoy enamorado de ti, no me queda duda y si no lo voy a estar solo te diré eso – dice Romeo quien no quitaba su mirada de mi vista.

Corrí tanto como pude, no sabía si ya les había dicho de mi ubicación solo me quedo seguir, solo me quedo correr como una fugitiva, pero en este caso de la ilegalidad, puesto que yo era la ley o eso quería creer.

Cuando llegue a una carretera medianamente reconocida, me alegre, mi sentido de la orientación era regular a veces se me da bien y hay otras veces donde parezco una borracha buscando las llaves que esta en sus narices.

Cuando vi un automóvil le hice señales, debía volver a la ciudad a toda costa.

- ¿a dónde? – dice un joven no mayor de 25 años, cabello castaño, se miraba apurado.

- A la zona 9 – dije luego mira para todos lados – de la ciudad por favor – dijo muy amable y rogando.

- De acuerdo cabello raro – dice el mientras abre la puerta de copiloto.

Yo me siento a su lado y el empieza a avanzar.

- Mucho gusto soy Gustavo – dice el sonando amable.

- Soy Al... - me detengo y digo otro nombre – Ali – dije muy dulce.

- ¿eres hindú? – dijo el con curiosidad, sabía quedebía ser creativa o me sacaría a patadas por mentirosa.  

Pídeselo a AlmudenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora